lunes, 25 de mayo de 2009

“LA REVOLUCION DE MAYO”Por Ricardo Darío Primo

Mucho se ha escrito sobre la famosa Revolución de Mayo y su sentido ideológico. La tradición histórica nos cuenta de la fermentación de las ideas de libertad e igualdad que hicieron eclosión aquel famoso 25 de Mayo.
También están aquellos que sostienen que el movimiento de dicha fecha fue de índole militar e hispanista a raíz de la constitución de una Junta de Gobierno en representación del rey Fernando VII.
Y aquí no terminan las numerosas interpretaciones de este hecho ya que a la postura anterior, surgen los estudios historiográficos que dan cuenta de la actuación de los revolucionarios de Mayo, bajo la máscara del rey cautivo y así desarrollar en forma astuta y total la mentada independencia de las Provincias Unidas.

Lo cierto en todo esto, es que las invasiones inglesas que intentaron dominar estas tierras, dieron como impulso colectivo la creación de una conciencia del real poderío de un pueblo unido contra el invasor.
Los criollos asimismo avanzaban con total confianza a poseer en real forma el control de las armas en los distintos regimientos de la época. Por su parte, la deplorable actuación de Sobremonte al huir con un tesoro que aún hoy algunos están buscando y el nombramiento de Liniers hicieron comprobar a los sectores criollos de la debilidad del aparato español para el sostenimiento de su hegemonía en estas tierras.
Belgrano, ante el canto de las sirenas y las seducciones inglesas que a través de sus prisioneros intentaron luego ganar la mente de los pobladores de Buenos Aires, dijo en aquella oportunidad histórica “el amo viejo a ningún amo” (Manuel Belgrano “Autobiografía”, Mayo, su filosofía, sus hechos, sus hombres. Concejo Deliberante B. As. p. 173)”
La verdad sería que al hacer cautivo Fernando VII, los patriotas no hicieron otra cosa que lo que sucedía en España. Erigieron su Junta de Gobierno bajo las mismas reglas que en la Metrópoli.
También contaban en el conocimiento de los porteños de entonces, los distintos movimientos independentistas de Chuquisaca en el que participaría Monteagudo, el Movimiento de la Paz, con Pedro Murillo y la represión sangrienta con que el mismo fue reprimido y su posterior ejecución.
Las circular de la Primera Junta a los pueblos del Virreinato fechada el 27 de Mayo de 1810, ilustra lo dicho “los desgraciados sucesos de la península han dado más ensanches a la ocupación bélica de los franceses sobre su territorio, hasta aproximarse a las murallas de Cádiz y dejar desconcertado al cuerpo representativo de la soberanía, por falta del señor Rey Don Fernando VII”.
Y aquí cobra especial relevancia, los trabajos que hablan de la actuación de los patriotas bajo “la mascara de Fernando VII”.
Ahora bien, producido el movimiento de Mayo y creado el nuevo marco gubernamental, la transformación profunda que debía operarse, no se produjo con la celeridad con que debía hacerse. No hubo en consecuencia, una transformación social y económica tendiente a cambiar el sistema colonial o que algunos historiadores califican como “feudal”, lo que más tarde traerían terribles luchas intestinas.

En este marco del 25 de Mayo, también cobra especial relevancia una proclama revolucionaria de un personaje histórico al que solamente se lo recuerda, quizás deliberadamente, como el que repartía las famosas escarapelas o cintitas en la Plaza de Mayo, Antonio Luís Beruti: “Señores, venimos en nombre del Pueblo a retirar nuestra confianza de manos de ustedes, el Pueblo cree que el Ayuntamiento ha faltado a sus deberes, y que ha traicionado el encargo que se le hizo, ya no se contenta con que sea separado el Virrey, bien informados como estamos de que todos los miembros de la Junta han renunciado, el Cabildo ya no tiene facultades para sustituirlos por otros, porque el Pueblo ha reasumido la autoridad que había trasmitido y es su voluntad que la Junta de Gobierno se componga de los sujetos que él quiere nombrar, con la precisa indispensable condición que en el término de quince días salga una expedición de quinientos hombres para las provincias interiores a fin de que, separados los que la esclavizan, pueda el Pueblo en cada una de ellas votar libremente por los diputados que han de venir a resolver de la nueva forma de gobierno que el país debe darse. Y hago ésta declaración, Señores Vocales, protestando de que si en el acto no se acepta, pueden ustedes atenerse a los resultados fatales que se van a producir, porque de aquí vamos a marchar todos a los cuarteles a traer a la plaza a las tropas que están reunidas en ellos y que ya no podemos ni debemos contener en el límite del respeto que hubiéramos querido guardar al Cabildo.

Señores del Cabildo; esto ya pasa de juguete, no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces. Si hasta ahora hemos procedido con prudencia ha sido para evitar desastres y la efusión de sangre. El pueblo en cuyo nombre hablamos está armado en los cuarteles, y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz de venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo?. Toquen la campana y sí es que no tienen el badajo, nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! . Pronto Señores, decirlo ahora mismo porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños pero, si volvemos con las armas en la mano, no respondemos a nada”. (Alocución ante el Cabildo, el 25 de Mayo de 1810, de Antonio Luís Beruti, Comisionado por la Junta Revolucionaria). Mayo, su filosofía, sus hechos, sus hombres, Concejo Deliberante, Bs. As.1960, p. 275.

ricardoprimo@ateneohyv.com.ar
http://www.ateneohyv.com.ar/Contemporanea/Argentina/larevoluciondemayo.htm

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