domingo, 22 de marzo de 2009

Reportaje al “mal libretista”, 16 de Junio de 1963



DIARIO EL MUNDO - 16 DE JUNIO DE 1963

REPORTAJE AL "MAL LIBRETISTA"


Cuentan que un coronel muy inteligente, lúcido, imaginativo, joven, al término de una de las de reuniones de "alto nivel" donde se decidió enjuiciar a Arturo Frondizi y a Solano Lima, comentó de viva voz:

Siempre al revés, siempre consiguiendo objetivos contrarios a los que realmente se buscan. Semitevado Solano Lima, todos los que estaban con el Frente, pero despistados, saben ahora que SOLANO LIMA ES EL HOMBRE. Le hicimos la promoción gratis. Quemado Arturo Frondizi con los periodistas, por haber anulado los comicios que él presidió, y donde Framini fue electo gobernador, ahora lo blanqueamos y lo transformamos en mártir como APOLOGISTA DEL PERONISMO. Es decir, los peronistas sabrán ahora que sobre Frondizi pesa la acusación de haber hecho el elogio de Perón. ¿Qué más puede hacerse a favor de Frondizi y Solano Lima?


Hubo alguna tosecita, un encogimiento de hombros, y todos abandonaron el salón.


Ocurre lo de siempre: faltan buenos libretistas. Ya ni la interpretación genial salva el argumento sin pulpa, sin hondura. Y, además, lo peor es que tampoco hay "intérpretes geniales". Y entonces el "mal libretista" produce el caos; del caos vamos hacia el vacío y en él vivimos.


A 21 días de la elección, la gente sigue preguntándose: ¿Habrá elecciones? Y Juan Carlos Onganía recorre el país proclamando que sí, que habrá. Visita guarnición por guarnición. Está convencido de que ése, y no otro, es el camino. Claro. Pensar en un "interregno", como algunos aconsejan, para "arreglar el país" y después convocar, ya es historia remanida. Vieja. Que se rompe apenas usted la enfrenta con este otro esquema: PERO ¿QUE OTRA COSA SINO UN INTERREGNO ES ESTE QUE ESTAMOS VIVIENDO DONDE NO SE GOBIERNA, SINO QUE SE DURA?



Es que seguimos atrapados como siempre; los viejos inmorales, aquellos que alambraron, hoy ya no precisan acudir más a la trampa, al escamoteo. Viven de aquella inmoralidad que nunca nadie les reclamó, porque tuvieron impunidad, porque no tuvieron jamás comisiones investigadoras ni interdicciones ni fiscalías, y desde sus tumbas abiertas, insepultos, arrojan tierra al país, con una inconsciencia propia de "amparados", los eternos "slogans":



a) Son todos inmorales, deshonestos, vagos, poco idóneos. (Cuando se van de la Argentina 2.000 técnicos mensuales a EE. UU., y cuando el doctor García Díaz, director del Hospital de Niños, anunció, dramáticamente, que sus mejores pediatras también emigrarán de un momento a otro, seducidos por el mercado médico de Canadá y de Estados Unidos.)



b) Que no debe haber elecciones. Que el pueblo no está preparado para ello. Que debemos transitar primero por una dictadura militar que nos ponga en caja y nos moralice. (Esto que estamos viviendo hoy, junio de 1963 ¿qué es? ¿Un gobierno constitucional, plácidos de poderes legales? Por supuesto, no estamos en una dictadura militar. Pero bordeamos el caos. ¿Qué será peor?)



Hay que aceptar que las nuevas generaciones traen consigo nuevas inmoralidades. Que los cambios de estructuras no se logran en un paraíso moral. No lo justificamos. Simplemente, lo describimos como hecho cierto. Pero los "inmorales de ayer", frenadores impenitentes del país, atacan a los "nuevos inmorales" y con este pretexto nos mantienen atrapados, estancados, retratados como país repetido. Aquellas "viejas manos sucias" como por evitar el "mundo nuevo", de una Argentina industrial, potente, con plena ocupación, con su riqueza-llave explotada. Ellos, tradicionales, quieren terminar de morir en la Argentina vieja. Y ni se dejan salvar. Por miopes. Por torpes.



Y este "5 %", tan mentada, no tendría vigencia y sería pasado-pasado si no tuviera poder de sustentación o "idiotas útiles" en sectores claramente nacionales, que tampoco comprenden el proceso, ni se dan cuenta de que son factores de poder. Y entonces se juega un poco al "prestigio social" y a querer morir en la Recoleta. Y estas clases, que deberían ser dirigentes, son dirigidas por los insepultos, porque aún no entendieron que nada tienen que hacer en la Recoleta y que en manos de ellos está transferido el poder serio y cierto. Mientras despiertan, pasamos estas angustias...Mientras se desprenden de sus ansias de coqueteo con lo perimido, vivimos esta incertidumbre.


También ellos precisan de nuevos libretistas.

También ellos precisan sufrir. Que les duela el país.

Ya les está doliendo...

Nadie vive aislado.

Nadie puede sobornar a la muerte.


La impunidad, como todo lo arbitrario, cierra sus ojos un día. En eso estamos. Cerca del ciclo. Los malos libretistas también cargan años y odios, y no son tan fáciles, afortunadamente, de reponer.


Vendrán los buenos libretistas. Los que harán que nunca más hagamos campaña contra el país.


Los que evitarán que nos sigamos deteriorando.


Los que impedirán que muchos piensen que "al país" es mejor haber venido que haber nacido.


Los que harán imposible, por fin, que Franco Diligenti, padre de los famosos quintillizos argentinos, pueda decir en un reportaje:


"ENVIE MIS HIJOS AL EXTRANJERO Y FUE EL MAS GRANDE ACIERTO DE MI VIDA: SACARLOS DE LA ARGENTINA.Y ellos mismos al escribirme me dicen: "NUNCA MAS VOLVEREMOS"...


Esta es el resultado de un plan psicológico penetrativo que hace que, prácticamente un ex inmigrante como Diligenti, "que vino sin nada y es dueño de varias industrias", reniegue de la patria de sus hijos.


Amén.


("Se deben excluir aquellos métodos de información con los cuales, "faltando a la verdad", se hiere injustamente la fama de una Nación..." Juan el Bueno, en Pacem In Terris.)


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