martes, 17 de febrero de 2009

Caras y Caretas

Nació bajo el signo del liberalismo conservador; conoció la apertura democrática y la experiencia inédita de tres gobiernos radicales. Después, fue testigo del primer golpe militar y pudo comprobar los excesos y la corrupción que imperó en la década infame, antes de apagar definitivamente las rotativas en 1939.

Había nacido a fines del siglo pasado, aprovechando hábilmente los avances técnicos de la época. Porque así como el adelante de la litografía había significado un importante paso, su uso periódico fue decayendo ante los adelantos mecánicos introducidos en la impresión por sistemas tipográficos, como el empleo de cromos y fotograbados, prácticamente estrenados por este semanario. Asimismo, por su contenido, donde abundaban noticias nacionales e internacionales -no solo relacionadas con la política o la economía, sino también con el arte, las ciencias y la cultura en general- la convertían en una revista popular y variada.

Por sus páginas desfilaron caricaturistas y renombrados escritores que hicieron historia en el periodismo gráfico. Caras y Caretas fue, además, la iniciadora en cuanto al empleo de la fotografía en sentido periodístico, pudiéndose encontrar excelentes trabajos de prestigiosos profesionales.

Historia

La revista Caras y Caretas tuvo su origen en Montevideo en 1890, sobre la base de una idea de Eustaquio Pellicer, un poeta humorístico nacido en Burgos, España. Pellicer había comenzado a escribir a los 15 años, cuando publicó en su pueblo natal un pequeño periódico llamado Don Javier. Luego, lo hizo en La Broma y en El Pabellón Nacional, de Madrid. Cuando emigró a estas tierras, trabajó en La Pellicelina y en Caras y Caretas, ambas publicaciones editadas en la capital uruguaya.


El 20 de junio de 1892 se trasladó a Buenos Aires, a raíz de una invitación de su amigo Bartolomé Mitre y Vedia, hijo del ex presidente y fundador del diario La Nación. Cabe señalar que su llegada a esta ciudad coincidió con el cierre del periódico Don Quijote, verdadera escuela de dibujantes. Entonces, Pellicer y su amigo decidieron reflotar Caras y Caretas en Buenos Aires. El sería su director, aunque un acontecimiento de fuerza mayor se lo impidió: Ia no aceptación de la independencia de Cuba por parte de España produjo que los naturales de ese país no fueran bien vistos en estas tierras. No parecía prudente presentar una revista dirigida por un español, más aún cuando ésta pretendía llegar a un público masivo. Fue así que Pellicer no pudo ocupar la dirección. La misma hubiera recaído en Mitre y Vedia, pero un nuevo escollo se presentó: el general Mitre no vio con agrado que su apellido estuviera involucrado en una revista destinada a satirizar y ridiculizar a sus adversarios políticos. Por tal motivo, se nombró para esa función a un escritor costumbrista que alcanzaría una bien ganada fama: José S. Alvarez, quien firmaba sus trabajos con varios seudónimos, pero que quedó inmortalizado con uno: Fray Mocho. El principal dibujante fue Manuel Mayol, un caricaturista político que firmaba como "Heráclito".

Caras y Caretas apareció en Buenos Aires el sábado 8 de octubre de 1898. Los canillitas lo voceaban "El Caricareta". Varios diarios anunciaron su aparición.

Su Director

Se llamaba José S. Alvarez y le decían "El Mocho". Era del tiempo en que los José y los apellidos como el suyo estaban muy repetidos y la gente recurría a los apodos para identificarse.
Había nacido en Gualeguaychú el 26 de agosto de 1858. Era hijo de Desiderio Alvarez y Gadea, escribano uruguayo (su tío abuelo fue el teniente Gadea que figura entre los Treinta y Tres Orientales) y de Dorina de Escalada, descendiente de Celedonio Escalada, militar que sirvió a la causa de la independencia. Hizo sus estudios primarios en Gualeguaychú.. En 1872 pasó al internado fundado por Urquiza en Concepción del Uruguay. La clausura del establecimiento lo sorprendió en el tercer año, debiendo completar sus estudios en la Escuela Normal de Paraná, donde no logró el título de maestro a causa de una revuelta estudiantil contra el director José María Torres.

En 1879 llegó a Buenos Aires, iniciándose como periodista en el diario El Nacional, que dirigía Alberú. Más tarde, hizo crónicas policiales en La Pampa (de Ezequiel Paz) hasta ingresar, en 1881, a la Patria Argentina, de Eduardo Gutiérrez, de quien fue amigo, para incorporarse posteriormente a La Nación como cronista parlamentario.


Su primer libro, "Esmeralda", aparecido en 1882. Poco despues, en los folletines de La Razón y Sud América comenzó con éxito la publicación de sus cuadros de costumbres, bajo el seudónimo de Nemesio Machuca. Las escenas que pintó entonces están llenas de un sano sentido del humor y de realismo gráfico, pintaban al gaucho entrerriano y pampeano en su lenguaje y hábitos, con admirable precisión.

Los dos dibujantes que se destacaron, en la primera época del semanario, fueron Manuel Mayol y José María Cao y Luaces. Mayol era de origen español y de una apariencia física netamente gallega. Era un dibujante litógrafo que había trabajado en Don Quijote, donde firmaba con el seudónimo de Heráclito. Posteriormente regresó a España donde murió.


En cuanto a Cao, había nacido en Lugo. Llegó a Buenos Aires en 1886 cuando contaba con 23 años. Empezó ganándose el pan haciendo caricaturas relámpago a los transeúntes que poblaban el Paseo Colón. Luego, se vinculó a un taller de grabados y comenzó a colaborar en varias revistas, entre ellas El Sudamericano. Colaboró activamente en Don Quijote, firmando como "Demócrito II ". Cuando se incorporó a Caras y Caretas, en 1898, también aparecían dibujos suyos en su propia revista, llamada El Cid Campeador, su primera experiencia editorial. Cao se retiró definitivamente de Caras y Caretas en 1912 y junto a muchos de sus compañeros de la revista editaron Fray Mocho, en homenaje al famoso cuentista. También trabajó en el diario La Nación y en Crítica. Cao falleció el 27 de enero de 1918.



Los primeros números

Los primeros números constaban de 24 páginas y el 25% era ocupado por publicidad. En el Nro. 1 aparecía Alvarez como director, Pellicer como redactor y Mayol como dibujante. Claro que había otros que se destacaron en estos primeros años. Entre los dibujantes podemos nombrar al uruguayo Aurelio Giménez; los españoles Cándido Villalobos y Francisco Redondo, y el italiano Mario Zavataro. A Redondo se lo conoce como el autor de la primera historieta cómica hecha y publicada en nuestro país, "Sarrasqueta y Obes". Por su parte, Zavattaro era famoso por las brillantes caracterizaciones y descripciones que realizaba de los gauchos. Entre los escritores de estos primeros años se encuentran Banchs, Cané, Del Valle Inclán, Joaquín González, Lugones, Payró y Rodó, entre otros.

Caras y Caretas se autodefinió como "semanario festivo, literario, artístico y de actualidad". Aparecía los sábados y su redacción, dirección y administración se ubicaba en San Martín 284. Un dato por demás curioso: el precio de tapa comenzó siendo de 0,25 ctvs; a partir del número 13 bajó a 20 y así se mantuvo hasta 1939.


La revista constaba de dos portadas. Ambas contenían ilustraciones sobre hechos de actualidad. La primera estaba impresa a color y la segunda, en blanco y negro. Generalmente, estas portadas eran separadas por páginas que contenían noticias de índole internacional y culturales, además de la publicidad, que iba insertada -salvo en los últimos años- en las primeras y en las últimas páginas. Las portadas eran dibujadas por Cao o por Mayol, aunque a veces encontramos trabajos firmados por Zavattaro o Giménez.

Luego de la segunda portada, se encontraba la sección "Sinfonía", una suerte de editorial. Hasta su partida del semanario, Pellicer fue el encargado de escribirla. La primera columna marca la tendencia y el sentido que pretendían darle al semanario.

"Menudencias" era otra de las secciones fijas de la revista. Iba sin firma, y era pequeños comentarios sobre temas de actualidad.

"Caricaturas contemporáneas" eran dibujos a una página, a color, de personalidades de la política nacional e internacional, de la economía, de la cultura o de las ciencias. Estaba a cargo de Cao, Zavattaro, Mayol o Giménez. Asimismo, publicaban acuarelas de Fortuny, con el título de "Páginas artísticas".

Las últimas páginas estaban ocupadas por pasatiempos, tales como el ajedrez, o consejos para la familia, como "El cuidado de las manos" o "Cómo debe llevarse la sombrilla".


Caras y Caretas en la Radio

En 1936, Caras y Caretas anunció el lanzamiento de su audición por LR 3 Radio Belgrano. Por entonces, esta emisora competía, en el primer puesto, con Radio El Mundo, que había sido fundada en noviembre de 1935. Se emitía todos los lunes a las 13.45hs., considerado como uno de los horarios de mayor rating. Entre otros, participaron la escritora Ethel Kurlat, quien realizaba evocaciones históricas; el doctor Marcos Victoria recitaba versos; Fernando Ochoa interpretaba poemas gauchescos. Por su parte, la cuentista María Suasnábar ejecutaba el piano y Danero hacía comentarios cinematográficos. Asimismo, se interpretaban comedias, entre los que se destacaron Lola Membrives y Alfonso Muñoz Roberto Firpo como amenizador. El animador era el locutor Carlos Zel y el asesor técnico Tito Martínez Delbox.



http://www.learevistas.com/

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