Comienza la batalla de la Tablada
El 22 de junio de 1829, las fuerzas de Paz y Quiroga se disponen para dar comienzo a la batalla de la Tablada. El primero de ellos encierra a sus tropas en un gran corral con espesos cercos, en el que manda abrir tres grandes brechas. El segundo espera con sus fuerzas tendidas en línea de batalla, en campo abierto.
Tan pronto como Facundo se convence de que el enemigo está dispuesto a librar batalla, se mueve con la vertiginosa rapidez y violencia que le son características y, aprovechando la superioridad numérica de que dispone, despliega su línea, envolviendo a la de Paz en toda su extensión y por ambos costados.
Es la iniciativa y la resolución del jugador la que actúa. Todo o nada. Es la apuesta integral; absoluta. Un claro y terminante grito, digno de Facundo "¡Copo la banca!"
En un momento, el ala derecha del ejército de Paz, que está al mando del coronel Lamadrid, es arrollada y perseguida hasta el sitio mismo en que se encuentran la artillería y la infantería. La caballería de Facundo resulta incontenible. Se lanza inclusive sobre los cañones, los enlaza y los arrastra.
La batalla de la Tablada parece haberse resuelto en esta primera carga. Pero, en realidad, recién comienza. Los milicianos ubicados en el ala derecha de Paz, que son los que reciben el fuerte golpe inicial, se desbandan, abandonan el campo de batalla y propalan a los cuatro vientos que se pierde todo.
El general Paz, que por algo tiene fama de ser el militar con mayor capacidad técnica de su época, vislumbra el peligro, y manda que se adelanten las reservas. Eso no basta, y el propio Paz tiene que mezclarse con sus tropas, para tratar de contenerlas.
"Pero venían mezclados con los enemigos -escribirá posteriormente él mismo , y llegué a verme personalmente comprometido; mis ayudantes casi me arrastraron para hacerme seguir el movimiento general, hasta que, habiéndonos aproximado a la infantería, mandé con toda mi fuerza que hicieran fuego sobre los fugitivos".
La orden del general Paz no llega a cumplirse, pero surte efectos y los que no han logrado alejarse se reúnen en torno a él para apoyar el movimiento de la reserva.
En un momento, la presencia de ánimo del general Paz y la resolución de algunos jefes veteranos de las guerras de la Independencia, comienzan a estabilizar un frente de batalla roto en el instante mismo de comenzar el encuentro. El coronel Pedernera se adelanta sobre el flanco enemigo y manda a la carga a un escuadrón del 2 de caballería a las órdenes del comandante Pringles. Esta carga, llevada a término con la resolución peculiar de quien la encabeza, restablece el equilibrio del combate y proporciona los elementos necesarios para que se vuelque a favor de las tropas del general Paz.
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