El Primer Éxodo Jujeño se inició el día 23 de agosto de 1812, y decimos primer éxodo, porque los historiadores han contabilizado hasta cinco (5) éxodos durante todo el tiempo que durará nuestra Guerra de la Independencia. Pero el Éxodo del 23 de agosto del año 1812, es el acontecimiento anterior que desembocaría en la batalla del Río de las Piedras, librada un 3 de septiembre de 1812. Luego que el Gral. Manuel Belgrano ordenara abandonar la ciudad de San Salvador de Jujuy, aplicando la estrategia de “tierra arrasada” para que los invasores "realistas"* no pudiesen abastecerse en su avance por el actual norte de la Patria.
La columna de civiles que avanzaba rumbo al Sur, debía ser custodiada con columnas de tropas del ejército de Belgrano. La tarea de custodiar el avance del Éxodo fue encomendado por el Gral. Belgrano, a la retaguardia a cargo del Mayor General Eustaquio Díaz Vélez, cuya formación estaba compuesta por los Dragones, Húsares y el cuerpo de caballería los Decididos de la Patria, reforzados por cuatro (4) piezas de artillería; éstos se encontraban avanzando sobre la margen sur del Río Piedras. Siendo las horas 14 son atacados por las fuerzas enemigas y obligados a retroceder, frente a esta sorprendente y adversa situación se consigue reagrupar y frenar una nueva carga del enemigo.
La vanguardia realista se nutre y reaviva el ataque y dobla por segunda vez a las tropas de Díaz Vélez. Belgrano que observaba estas acciones manda a ocupar todo el margen sur del Río piedras e impone pena de muerte para quien abandone su posición. Cuando el enemigo se acerca, la artillería patria abre fuego, de esta forma se logra detener la embestida y el ataque. El Jefe patriota ordena el contraataque inmediatamente, lo que toma desprevenida a la hueste realista. En esta operación se destaca el ala y flanco Oeste al mando de la fracción de Cazadores del Capitán Carlos Forest. Por el Este actúa el Comandante Miguel Aráoz con cien (100) tiradores del Batallón Pardos y Morenos, y en el centro del dispositivo, la caballería en dos escalones, el primero con los Dragones y Decididos a cuyo frente cabalga Eustaquio Díaz Vélez, y el segundo, al mando del porteño Tte. Cnel. Juan Ramón González Balcarce con el resto de la caballería.
El ataque es exitoso, el enemigo abandona el margen norte del Río Piedras siendo perseguido por espacio de tres (3) kilómetros, así concluyó, lo resumimos nosotros, el combate en forma victorioso para las armas de la Patria. La batalla de Río Piedras, si bien aparenta ser un combate pequeño, resulto ser absolutamente estratégico, porque levanto la moral del ejército en retirada y consolido la Revolución que se encontraba amenazada caóticamente; esto permitiría plantear al Gral. Belgrano la posibilidad de detener la retirada en la misma Tucumán.
En el parte enviado al Superior gobierno, Belgrano relato los hombres y cuerpos que heroicamente se destacaron. Cabe resaltar aquí a la Caballería de los Decididos de la Patria, es doblemente destacable no sólo por el coraje y disciplina, sino también por la tierna edad que los caracterizaba muchos de ellos no superaban los 17 años. La convocatoria del Gral. Belgrano, lanzada en Jujuy, que se repetía en diferentes lugares para “Servir Bajo Bandera” caló hondo en el corazón de los patriotas, la consigna de Belgrano proclamaba: “que la revolución era una empresa que existía en el corazón de todo americano…” Y si bien manifiesta oportuna definición de quienes tenían responsabilidades entre los criollos ilustrados, ahora debía proseguirse con sus hijos”. En esto consistía la convocatoria y los convocados no se hicieron esperar, y así fue la histórica respuesta.
Podemos leer como testimonio de ello lo expuesto en el Diccionario Histórico Argentino, por Piccirilli, Ricardo; Romay, Francisco L. y Gianello, Leoncio. Ed. Históricas Argentinas, Bs. As. Año 1953-1955 “que con el nombre simple de Decididos, Decididos de la Patria y después de Patriotas Decididos de Caballería, nombre éste último con el que se llenaron de gloria en las batallas de Río Piedras, Tucumán y Salta, actuaron en el actual norte argentino desde 1810. Tropas milicianas formadas sobre todo por jóvenes de pro y fortuna que se agrupaban en torno a las figuras sobresalientes del doctor y general José Ignacio Gorriti, quien fue uno de los primeros en levantar milicias organizando en ese año 1810 propiamente, la primera partida de decididos, aunque luego se incorporarasen al Ejército del norte antes de la Batalla de Suipacha – Tupiza – el 7 de noviembre de 1810, el Gran Bautismo de Fuego Suramericano”.
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