En la primera década del siglo XX hubo diez huelgas generales. Claro que el alcance de estas no es comparable a la contundencia y extensión de la Argentina post peronista, pero su radicalidad y capacidad de daño económico fueron insoslayables. En aquellos años, si los trabajadores ferroviarios y los portuarios paraban, el éxito estaba garantizado, la rueda de la nación agroexportadora se detenía. El Estado respondía con represión. Ante cada huelga general se declaró el estado de sitio. Se prohibieron los diarios obreros y se encarcelaron miles de activistas.
A partir de 1930 se empezaron a desarrollar los gremios industriales y la modalidad de las huelgas se modifica. Entre 1930 y 1943 la gran mayoría de las 104 huelgas generales se realizaron en localidades.
En 1945, el movimiento popular que estalló el 17 de octubre fue una iniciativa de los trabajadores que desbordaron a los dirigentes de la CGT, quienes después de algunos cabildeos habían llamado a una huelga general para el día 18.
Si bien los movimientos huelguísticos nunca se detuvieron, durante todo el período de gobierno peronista no se registraron paros generales en contra del gobierno, por el contrario hubo algunos en favor y apoyo a Perón. Durante esa época la tasa sindicalización paso a niveles enormemente mayores a cualquier otro país latinoamericano y los dirigentes sindicales se compenetraron en funciones estatales.
La huelga general volvió a convertirse en instrumento privilegiado en el momento de la confrontación, cuando el sindicalismo fue expulsado del estado junto con el peronismo. La politización y la experiencia peronista transformaron la organización sindical, la cual adquirió una mayor centralización, concentración y nacionalización territorial.
Entre 1955 y 1976 se realizaron 41 huelgas generales, de las cuales 28 tuvieron alcance nacional y 13 alcance local, provincial o regional. Esto señala un cambio fundamental respecto a las huelgas generales previas. Durante esta etapa, como en casi toda la historia del sindicalismo argentino, hubo numerosas divisiones.
El surgimiento de una línea combativa cristaliza en la formación de la CGT de los argentinos en 1968. La llamada “burocracia sindical”, fue fuertemente cuestionada por dirigentes con mucho peso entre los trabajadores. Tal vez el momento en donde más significativamente se escenificó este conflicto fue en el debate televisivo que protagonizaron José Ignacio Rucci y Agustín Tosco, el 13 de febrero de 1973 con la mediación de Gerardo Sofovich.
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