La nerviosidad y la preocupación del general Paz, su afán por movilizarse cuanto antes, resultan de que ha descubierto los planes de Facundo.
"No trepidé entonces -dice Paz- , y dando el tiempo necesario para que el ejército comiese y reposase, de que necesitaba mucho, marché a las dos de la tarde de regreso a Córdoba, pero no ya por el mismo camino que fui, sino aproximándome al que el enemigo llevaba hasta tomar al fin sus mismas huellas".
Sin preocuparse por el seguimiento de Paz, Quiroga se dirige tan rápidamente sobre la capital de la provincia, que en el transcurso de ese día y su correspondiente noche recorre veinticuatro leguas, a pesar de los malos caminos y de las condiciones poco propicias del tiempo.
Merced a esa capacidad de movimiento, de la que han de maravillarse siempre todos, el 20 de junio está ya sobre los arrabales de San Francisco, dominando las alturas de Córdoba por el extremo sur.
Sin preparativos previos de ninguna naturaleza, Facundo ordena cargar contra la ciudad por la calle de la Iglesia de San Francisco y todo parece estar a merced suya. Mas de pronto la tropa que avanza se encuentra frente a un foso, desde cuyo lado opuesto la acribillan a balazos, y tiene que retroceder en desorden.
De pronto Facundo se da cuenta de que algo anda mal. Averigua y descubre que la ciudad, aun teniendo pocas tropas para su defensa, cuenta con buenas trincheras, que no será fácil tomar. Lo desorienta la audacia de aquel puñado de hombres, atreviéndose contra el ejército que forman los contingentes de cinco provincias. Y entonces descubre algo más: que los defensores no creen tener que habérselas con él, sino con los montoneros que pululan por las inmediaciones.
Busca los medios necesarios para que los ocupantes de la plaza sepan la verdad, y cuando esto ocurre, Córdoba se entrega sin oponer nueva resistencia.
Ocupada la ciudad, Facundo manda que penetren y queden en ella la artillería y los infantes, mientras él va a situarse con la caballería en el campo de La Tablada, dispuesto a enfrentarse con el general Paz en campo abierto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario