La corrupción de los frigoríficos
A los privilegios impuestos por el pacto, los frigoríficos ingleses agregaban el más escandaloso fraude contable para aumentar sus ganancias. Desde septiembre de 1934, el demócrata progresista Lisandro de la Torre, senador por Santa Fe, comenzó a denunciar la evasión impositiva y corrupción. Se formó una comisión parlamentaria para investigar.
La investigación tropezó con la decidida oposición de los frigoríficos. Las empresas Anglo, La Blanca, Compañía Sansinena de Carnes Congeladas, The Smithfield & Argentine Meat Company, Armour, Wilson y Swift de La Plata se negaron a mostrar sus libros de contabilidad. El presidente del Anglo fue preso por desacato.
El escándalo público estalló cuando trabajadores del puerto de Buenos Aires hicieron llegar al senador socialista Alfredo Palacios el dato de que el Anglo estaba sacando clandestinamente sus libros de contabilidad, como si fuera “corned beef” (viandada), en el vapor “Norman Star”, y lo allanaron antes de zarpar.
El escándalo público estalló cuando trabajadores del puerto de Buenos Aires hicieron llegar al senador socialista Alfredo Palacios el dato de que el Anglo estaba sacando clandestinamente sus libros de contabilidad, como si fuera “corned beef” (viandada), en el vapor “Norman Star”, y lo allanaron antes de zarpar.
Los resultados de la investigación fueron presentados en el Senado a partir del 11 de junio de 1935. Comenzaron a declarar el ministro de Agricultura, Luis Duhau, y el de Economía, Federico Pinedo. Lisandro de la Torre denunció ‘‘el robo frigorífico organizado’’, que se consumaba con ‘‘la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de un gobierno que unas veces lo deja hacer y otras lo protege directamente’’. De la Torre puntualizó los privilegios de que gozaban las compañías británicas -exención de multas, tolerancia en el cobro de impuestos, entre otros- y reveló que el propio Duhau era beneficiado por los frigoríficos en la compra de ganado de su propiedad.
El 23 de julio se cortó abruptamente el debate, cuando un matón de comité, provocador callejero y policía corrupto, que acompañaba el debate dentro del recinto, asesinó a tiros al senador Enzo Bordabehere, compañero de bloque de De la Torre.
El asesino fue preso, pero la Justicia no pudo determinar a los responsables de su acceso a la sala de sesiones, ni a los instigadores, que quedaron impunes.
El crimen conmovió al país. Hasta el oligárquico diario La Prensa del 31 de julio decía: “De hoy en adelante, ni la actual administración ni sus continuadores podrán permanecer impasibles ante los procedimientos monopolistas, violaciones de leyes y evasiones de impuestos que se han demostrado [...]”*
Sin embargo, más de setenta años después, con otras técnicas para la exportación de carnes, otros porcentajes en el mercado por parte de los distintos amos imperialistas, y otros funcionarios patronales, el enorme negociado de las carnes sigue enriqueciendo a los grandes empresarios extranjeros y a la burguesía agroexportadora, que se llevan la parte del león, en perjuicio de los pequeños productores. Y en la mesa popular la carne se ha transformado en artículo de lujo.
* Citado por Mario Rapaport, Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Macchi, Bs. As., 2003
http://www.izquierdasocialista.org.ar
* Citado por Mario Rapaport, Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Macchi, Bs. As., 2003
http://www.izquierdasocialista.org.ar
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