Este 20 de junio, aniversario del paso a la inmortalidad del General Manuel Belgrano, es también el Día de la Bandera decretado por ley 12.361 del 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso, durante la presidencia de Roberto M. Ortiz.
El
27 de febrero de 1812 en las barrancas del río Paraná, en Rosario, flameaba
por primera vez nuestra enseña patria. Sin embargo, no fue aceptada en un
primer momento. La Bandera tendría que esperar unos años hasta ser reconocida
como símbolo nacional
Su
creador, el general Manuel Belgrano, pensó que estaban dadas las
condiciones para, de una vez por todas, cambiar el pabellón español de nuestras
tropas por una nueva bandera.
“Siendo
preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y
celeste conforme a los colores de la escarapela nacional.”
Así,
informaba al Gobierno, consciente de la necesidad de contar del emblema
nacional que nos diferenciara del resto de las naciones del globo.
Una
semana antes el Triunvirato, a su pedido, había aprobado el uso de la
escarapela nacional con dichos colores mientras Belgrano supervisaba la
construcción de las baterías “Libertad” e “Independencia” para proteger el
río. No conforme con el simbolismo de esos nombres, creyó oportuno marcar a
fuego sus ideales y proyecto de Patria con la creación de la Bandera Nacional.
María Catalina Echeverría de Vidal -hermana de su amigo Vicente Anastasio- fue
la encargada de confeccionar con telas de la tienda de Pedro Tuella el
primer pabellón de dos franjas.
A
las 6.30 de la tarde del 27 de febrero de 1812 el General Manuel
Belgrano se dirigía con estas palabras a un joven santafesino:
-
“Vea si está corriente la cuerda y ate bien la bandera para llevarla bien alto,
como debemos mantenerla siempre…”.
Ese
joven quien tuvo el honor de izar por primera vez la enseña de la patria
naciente, fue Cosme Maciel, máxima autoridad civil presente.
Este gesto soberano no sería acompañado por las autoridades que posteriormente ordenaron que “...haga pasar como un rasgo de entusiasmo el enarbolamiento de la bandera blanca y celeste, ocultándola disimuladamente…”.
Belgrano
no se enteró inmediatamente de este apercibimiento, pues ya había abandonado
Rosario para hacerse cargo del Ejército Auxiliar del Alto Perú. En el segundo
aniversario de la Revolución de Mayo, solemnemente en la Catedral de Jujuy, y
ante el canónigo Gorriti hizo jurar y bendecir su Bandera por todos los
presentes, autoridades civiles y militares ante un pueblo conmovido. El propio
Belgrano volcó en un oficio al Gobierno estos sentimientos:
“Vengo
a estos puntos, ignoro cómo he dicho, aquella determinación, los encuentro
fríos, indiferentes, y, tal vez, enemigos; tengo la ocasión del 25 de Mayo, y
dispongo la Bandera para acalorarlos y entusiasmarlos…”. “A la puerta de
mi posada hizo alto la columna, formó en batalla, y pasando yo por sobre las
filas la bandera, puedo asegurar á Vuestra Excelencia que vi, observé el fuego
patriótico de la tropas, y también oí en medio de un acto tan serio murmurar
entre dientes: “Nuestra sangre derramaremos por esta bandera...”.
“La
bandera la he recogido, y la desharé para que no haya ni memoria de ella... y
se harán las banderas del regimiento núm. 6, sin necesidad de que su falta se
note por persona alguna; pues si acaso me preguntan por ella, responderé que se
reserva para el día de una gran victoria por el ejército, y cómo ésta está
lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con la que le presenten”.
Sin
embargo, su “rapto de entusiasmo”, fue imitado en diversas partes de las
Provincias Unidas, incluso en Buenos Aires un grupo de patriotas tomó la
iniciativa para que las cosas no permanecieran “frías e indiferentes”,
comprendiendo así las intenciones de Belgrano, y en un acto público flameó la
celeste y blanca en las torres de la iglesia de San Nicolás de Bari por primera
vez en la capital como símbolo de la Independencia y Libertad tan ansiadas.
En
1813 sobre el río Pasaje (hoy Juramento) las tropas patriotas juraron fidelidad
ante la Bandera a la Asamblea del año XIII; y luego llegó el día de una gran
victoria del ejército en Salta el 20 de febrero donde la bandera debutó en
batalla a casi un año de su creación.
Hoy
diríamos que la celeste y blanca: “se viralizó por todas partes”. En
diferente versiones de forma y tonalidad acompañando la lucha emancipadora
hasta en el Cruce de Los Andes como lo había vaticinado el propio Belgrano en
su proclama a los pueblos del Perú del 25 de febrero de 1814 manifestando que
depositaba en manos del General San Martín, “la bandera del Ejército que en
medio de tantos peligros he conservado y no dudéis que la tremolará sobre las
más altas cumbres…”.
Dos años después, el Congreso de Tucumán con fecha 20 de julio de 1816
adoptó la Bandera Nacional creada por Belgrano que ya se venía usando y
con fecha 25 de febrero de 1818 se le agregaría el Sol de Mayo o Incaico como
“bandera de guerra”.
Hasta
1985, la bandera con el sol fue la «bandera mayor» de la Nación, y sólo podían
lucirla los edificios públicos y el Ejército. Luego de 1985 el Congreso
promulgó la ley por la cual todas las banderas tienen que tener el Sol de Mayo.
Hoy
20 de junio, aniversario del paso a la inmortalidad del General Manuel
Belgrano, es también el Día de la Bandera decretado por ley 12.361 del 8 de
junio de 1938, con aprobación del Congreso, durante la presidencia de Roberto
M. Ortiz.
*El
autor es Historiador sanmartiniano
https://www.losandes.com.ar/opinion/el-camino-de-la-bandera-de-rosario-a-nuestro-corazon-argentino/
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