Ariel Dulevich Uzal: Quiero hacer expresa reserva, antes de comenzar mi exposición, de algunas referencias de tipo histórico hechas por alguno de los que me precedieron en el uso de la palabra. Aunque éste es un momento de coincidencias ...
Blas Alberti: El Frente de Izquierda Popular no tiene coincidencia alguna con la Nueva Fuerza.
Ariel Dulevich Uzal: Eso es tan evidente que huelgan los comentarios. Quiero decir que la violencia que debemos considerar los argentinos es la que se expresa en el atentado aleve, la bomba que cobra víctimas inocentes, el asesinato a mansalva, que nada tienen que ver con la violencia que desata un enfrentamiento bélico o la que puede desencadenarse en una lucha popular por los angustiosos problemas sociales que enfrenta el país. Pero cuando sus ejecutores confiesan que sus motivaciones tienen carácter político debemos preguntarnos, los que estamos en la militancia más activa, si ésta es la forma natural de expresar inquietudes o aspiraciones de tal carácter. ¿Son obreros angustiados por el hambre que los agobia, o empleados de humilde condición los que realizan estos actos? No: son pseudo intelectuales; meros delincuentes comunes cuyo objetivo principal y primero es interrumpir el curso institucional de la República.
Los políticos tenemos que ser muy claros sobre este tema: entristece que todavía, cuando no se han cerrado las heridas, cuando los deudos lloran a sus muertos haya agrupaciones que no se pronuncien claramente. Tal es el caso de quien, desde Madrid, se ha apresurado a desmentir su condenación de estos hechos. No ha desmentido, en cambio, las coronas que aparecen a su nombre en los sepelios de guerrilleros, ni la autoría de hechos criminales en los que su nombre es invocado. En menos de tres semanas han caído un dirigente político, un empresario, un militar y también víctimas inocentes. Este hecho contrita el espíritu de los argentinos.
Rodolfo Galimberti: Propongo discutir sobre la violencia en términos concretos. Es decir, propongo hablar de la violencia en nuestro país. En primer término, tenemos que ubicar a la Argentina como lo que es: una nación no realizada, semi-colonial. Un país que sufre la doble opresión del imperialismo y de una minoría al servicio de aquél. Comparto en líneas generales las afirmaciones de Alberti que habló de la violencia como levadura de la historia. Desde ya nos parece poco serio calificar como violencia únicamente a los hechos que se han producido en los últimos días: violencia es también ganar un sueldo que no alcanza para vivir dignamente. En cuanto al enjundioso discurso del señor de la Nueva Fuerza, quisiera recordarle que el fundador del partido donde milita ...
Alderete: No sé a quién se refiere.
Galimberti: Al ingeniero Alsogaray.
Alderete: No es fundador de Nueva Fuerza.
Panorama: Concordemos en estimarlo como afiliado a la Nueva Fuerza.
Galimberti: Los postulados de la Nueva Fuerza están inspirados por Alsogaray y ya conocimos en función de gobierno la violencia que hizo padecer al pueblo argentino. Debemos discriminar entre la violencia de los oprimidos y la de los opresores; la violencia de abajo y la de arriba. Consideramos que el nuestro es un país irrealizado nacionalmente. Desde este punto de vista debo decirle al doctor Oscar Alende que los compañeros que ejercen la violencia desde la perspectiva del Movimiento Peronista no están inspirados en el mito de la revolución mundial. Quería recordar especialmente que nuestro gobierno, como dice el general Perón, fue un gobierno legal y constitucional, depuesto en septiembre de 1955 por un acto de fuerza, por un hecho de violencia. No fuimos los peronistas quienes inauguramos los fusilamientos, sino los gorilas en 1956 con el general Valle. Nosotros queremos llevar a cabo el proceso de toma del poder con el menor costo social posible. A nadie, ni aun a los combatientes de nuestras formaciones especiales, le gusta la violencia. Es decir, que aquí no hay un ejercicio de la violencia por una vocación satánica, sino el empleo sistemático y racional de la violencia revolucionaria para oponer a la violencia reaccionaria y pro imperialista de la dictadura militar que nos oprime.
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