sábado, 13 de abril de 2019

Unificación de la deuda externa. El caso Roca - Pellegrini - Parte 2a



La Comisión de Negocios Constitucionales remite el proyecto de Ley por el cual se declara el estado de sitio en todo el territorio de la República. Presentes los Ministros del Interior, de Relaciones Exteriores, Agricultura, Guerra y Marina. [1] [1] Actas de Sesiones de 1901. Cámara de Diputados de la Nación.


Así, las manifestaciones en la calle habían hecho declinar el proyecto de unificación de deuda externa elaborado por Roca, aunque esta no sería  la única causa. Indudablemente habrían sido una serie de factores los que coadyuvaron para que el proyecto de unificación no prosperara.

Pero tras una serie de artículos periodísticos y manifestaciones opositoras, Roca retiró el proyecto sin consultar a Pellegrini. Esto enojó notablemente a Pellegrini y lo alejó definitivamente de la política roquista, con la que mantenía profundas diferencias políticas por la permanente negativa del conquistador del desierto a discutir siquiera la posibilidad de una nueva ley electoral que pusiera fin al fraude. 
(Pigna, 2014)

La historiadora Inés Rojkind, en un ensayo titulado: “Prensa, manifestaciones y oposición política. La protesta contra la unificación de la deuda en julio de 1901” reconstruye y analiza el papel  desempeñado  por la prensa, no sólo en el origen, sino también en el devenir de la movilización ocasionada por el rechazo a dicho proyecto.
Ciertamente fueron varios los que entonces acusaron a algunos importantes periódicos de haber promovido el desborde popular con su prédica opositora. A su vez, desde el otro lado, se alzaron voces contra la obsecuencia de los órganos del oficialismo, empeñados en defender una medida que se creía lesiva para los intereses nacionales. Lo que resulta claro es que los medios en ningún caso fueron meros testigos o cronistas de lo ocurrido. Junto con las disputas libradas en las calles, hubo también batallas discursivas desplegadas en las páginas periodísticas. Las publicaciones construyeron diversas –y contrapuestas– versiones de los hechos, elaboraron interpretaciones y emitieron juicios acerca de los manifestantes y de sus motivos. Más aún, los diarios (sus edificios) se convirtieron en objeto de la simpatía o de la ira de la multitud. 
(Rojkind, 2006)

Rojkind divide su trabajo en dos partes. Por un lado describe los hechos, y por otro, realiza una interpretación de los relatos que se hicieron a partir de los acontecimientos, y de cómo esos relatos, sobre todo de los diarios La Nación y La Prensa, influyeron fuertemente en la toma de decisiones políticas que echaron por tierra el proyecto de unificación de la deuda.

En 1890 y debido a una fuerte crisis económica el pago de la deuda externa fue suspendido. Varios fueron los factores que  determinaron esta  suspensión. El comercio exterior cayó en casi un 50 por ciento, los Derechos de Aduana se depreciaron en un 200 por ciento, lo cual dio como resultado una considerable disminución de la renta nacional. El comienzo del nuevo siglo encuentra a Argentina en otra situación. La balanza comercial se había equilibrado debido al aumento de las exportaciones.

En 1901 Carlos Pellegrini viaja a Londres para gestionar el plan de unificación de la deuda, con el consentimiento de los banqueros logra un acuerdo. De regreso en la Argentina presenta el proyecto diseñado por Enrique Berduc, entonces Ministro de Hacienda, y logra que el proyecto reciba la media sanción del Senado. Cuando el proyecto pasa a la Cámara de Diputados se suscitan algunas manifestaciones en contra, las cuales van tomando más fuerza en las calles. Los estudiantes universitarios toman la iniciativa en la oposición al proyecto, influenciados fuertemente por José Antonio Terry, quien había sido Ministro de Hacienda de los gobiernos de Sáenz Peña, Roca y Quintana. Terry realiza una exposición en la Facultad de Derecho en la que expone sus argumentos   en contra  del proyecto enviado por el gobierno.

Los argumentos esgrimidos por el profesor convalidaban las denuncias de la prensa. La transacción convenida en Londres era técnicamente deficiente y manchaba, asimismo, la reputación internacional de un país. Un “estremecimiento de indignación” recorrió a los asistentes cuando el orador agitó el fantasma de una intervención armada de los gobiernos acreedores. 
(Rojkind, 2006)


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