Definición de una política exterior al servicio de la
Nación.
Me dirijo al pueblo de la República para reafirmar
principios cardinales de una política totalmente coherente que responde de
manera orgánica a la raíz histórica de la Nación Argentina y a la creciente
gravitación de su personalidad internacional.
Lo hago asumiendo la plena e indelegable responsabilidad de
las funciones que la Constitución asigna al Poder Ejecutivo. Deseo disipar el
equívoco que ha prevalecido en estos días, con motivo de la audiencia que el
presidente de la República concedió al ministro de Industrias y delegado de la
República de Cuba a la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y
Social realizada en Punta del Este, docto Ernesto Guevara. Autoricé
personalmente la entrada al país del señor Guevara cuando se me hizo conocer su
deseo de mantener conversaciones con el Presidente de la Nación; y determiné,
también personalmente, las condiciones de su estada en el país con el objeto de
evitar cualquier alteración a la tranquilidad pública.
Cuando advertimos que dicha entrevista estaba siendo mal
interpretada y que esta incomprensión era utilizada los elementos que
permanentemente conspiran contra la estabilidad institucional, procedí como
siempre en estos casos. Enfrentamos de inmediato la situación, para
aclararla y explicarla con entera franqueza.
Atento a la función de
custodia de la soberanía nacional de las Fuerzas Armadas, invité a los señores
ministros de Defensa, secretarios y subsecretarios de las Fuerzas Armadas,
comandantes en Jefe y jefes de Estado Mayor de las tres armas, con el objeto de
informarles acerca de los hechos ocurridos.
Se anunció en esta circunstancia que el Presidente de la
Nación informaría igualmente al pueblo de la República con el objeto de
reafirmar, así como esclarecer, las líneas fundamentales de nuestra política
internacional, en un nuevo esfuerzo por disipar todo elemento que contribuya a
agravar las dificultades reales que el pueblo argentino está afrontando
exitosamente. Lo hacemos sin reservas, seguros de que ella corresponde
fielmente a la determinación soberana de un pueblo adulto, responsable y pleno
de confianza en sí mismo, en sus ideales democráticos y en su grandioso destino
nacional.
En esta exposición deseo articular y difundir lo esencial de
lo que dije el sábado por la noche a los señores jefes de las Fuerzas Armadas,
abonado en aquella circunstancia con la información reservada que es inherente
al conocimiento de un jefe de Estado.
Lo hago con la sinceridad con que habla a
los soldados de su patria un gobernante elegido libremente en comicios cuya
pureza garantizaron precisamente esos mismos soldados. Ese gobernante ha
sido elegido para desempeñar funciones explícitamente enumeradas en la
Constitución Nacional y es personalmente responsable de sus actos ante el
pueblo en la forma prescripta por la ley fundamental. Pero además, como
gobernante de un país democrático y como ciudadano que se siente
irrevocablemente solidario con las esperanzas y los anhelos de su pueblo, no
rehuye sino que busca el diálogo permanente con todos los argentinos,
honestamente preocupados por los intereses y el prestigio de su país.
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