martes, 1 de enero de 2019

Discurso: “Gravitación de Argentina en el mundo” - Parte 1







Definición de una política exterior al servicio de la Nación.

Me dirijo al pueblo de la República para reafirmar principios cardinales de una política totalmente coherente que responde de manera orgánica a la raíz histórica de la Nación Argentina y a la creciente gravitación de su personalidad internacional.

Lo hago asumiendo la plena e indelegable responsabilidad de las funciones que la Constitución asigna al Poder Ejecutivo. Deseo disipar el equívoco que ha prevalecido en estos días, con motivo de la audiencia que el presidente de la República concedió al ministro de Industrias y delegado de la República de Cuba a la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social realizada en Punta del Este, docto Ernesto Guevara. Autoricé personalmente la entrada al país del señor Guevara cuando se me hizo conocer su deseo de mantener conversaciones con el Presidente de la Nación; y determiné, también personalmente, las condiciones de su estada en el país con el objeto de evitar cualquier alteración a la tranquilidad pública.

Cuando advertimos que dicha entrevista estaba siendo mal interpretada y que esta incomprensión era utilizada los elementos que permanentemente conspiran contra la estabilidad institucional, procedí como siempre en estos casos.  Enfrentamos de inmediato la situación, para aclararla y explicarla con entera franqueza.  

Atento a la función de custodia de la soberanía nacional de las Fuerzas Armadas, invité a los señores ministros de Defensa, secretarios y subsecretarios de las Fuerzas Armadas, comandantes en Jefe y jefes de Estado Mayor de las tres armas, con el objeto de informarles acerca de los hechos ocurridos.

Se anunció en esta circunstancia que el Presidente de la Nación informaría igualmente al pueblo de la República con el objeto de reafirmar, así como esclarecer, las líneas fundamentales de nuestra política internacional, en un nuevo esfuerzo por disipar todo elemento que contribuya a agravar las dificultades reales que el pueblo argentino está afrontando exitosamente.  Lo hacemos sin reservas, seguros de que ella corresponde fielmente a la determinación soberana de un pueblo adulto, responsable y pleno de confianza en sí mismo, en sus ideales democráticos y en su grandioso destino nacional.

En esta exposición deseo articular y difundir lo esencial de lo que dije el sábado por la noche a los señores jefes de las Fuerzas Armadas, abonado en aquella circunstancia con la información reservada que es inherente al conocimiento de un jefe de Estado. 

Lo hago con la sinceridad con que habla a los soldados de su patria un gobernante elegido libremente en comicios cuya pureza garantizaron precisamente esos mismos soldados.  Ese gobernante ha sido elegido para desempeñar funciones explícitamente enumeradas en la Constitución Nacional y es personalmente responsable de sus actos ante el pueblo en la forma prescripta por la ley fundamental. Pero además, como gobernante de un país democrático y como ciudadano que se siente irrevocablemente solidario con las esperanzas y los anhelos de su pueblo, no rehuye sino que busca el diálogo permanente con todos los argentinos, honestamente preocupados por los intereses y el prestigio de su país.


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