El Poder Ejecutivo, por resolución del 10 de mayo de 1914, aprobó el proyecto, lo que dejó establecida es ésta como la fecha de nacimiento de la localidad.
Se realizaron dos remates de tierras y ninguno tuvo resultados satisfactorios. La Primera Guerra Mundial iniciada en Europa ese mismo año fue el factor preponderante para que se llegara a casi la paralización completa de las operaciones de compras de tierras. Entonces el Directorio de la Sociedad Anónima City Bell decidió suspender las ventas y resolvió arrendar terrenos a quinteros con contratos de dos años y por un valor de cincuenta pesos la hectárea. Con esta innovación se logró que en menos de dos meses City Bell se viera poblado por más de treinta familias de quinteros.
Simultáneamente comenzó la edificación de algunos chalets, muchos de ellos aún habitados por familias citibelenses. El primero de ellos, habitado entonces por Tobías Büchele, administrador de la Sociedad en el pueblo, es el emplazado en la esquina 7 y 14 (Cantilo). Al mismo tiempo se iniciaron los trabajos de pavimentación de la que sería bautizada como Avenida José Luis Cantilo, desde entonces y hasta ahora, verdadera columna vertebral de la localidad.
Desde los primeros pasos, City Bell se caracterizó por el empuje de sus habitantes y la ambición de convertirse en una localidad con vida propia.
Ya en sus primeros años, para la provisión de agua se instaló un tanque elevado y se extendió la red de cañerías que pronto alcanzó la nada despreciable longitud de 12 kilómetros de recorrido.
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