APILADAS. La sección más popular de Borocotó
iba en la última página. ¿El contenido? Lo definió Borocotó en su última
Apilada: “Anécdotas, reflexiones y brochazos con olor a polvareda de baldío. En
el andar surgió el recuadro que vestí de lila y blanco en homenaje al cuadrito
inolvidable del barrio. Era el Sacachispas”. Y se autorretrató: “Mi violín
tiene dos cuerdas, una que hace reír y otra que hace llorar”.
MIMETISMO. Dijo Frascara, otro emblema de EG, de su compañero Borotocó: “Hubo
un momento en que Borocotó era El Gráfico y El Gráfico era Borocotó. Llegó al
público, a la muchachada, al alma del barrio, al palpitar del baldío, al
corazón de las madres. Poetizó las rodillas sucias de los purretes y la
tristeza pobre de la solterona que fabricaba las pelotas de trapo y recomponía
las alpargatas de los raboneros”.
FRASCARITA. Félix Daniel Frascara alimentó su vida a la vera del ring. Hincha
de Estudiantes, amigo de la noche y bohemio empedernido, llegó a EG en 1930.
era un purista del idioma. Enviado a los JJ.OO. de Londres, “al ganar Delfo
Cabrera la maratón perdió la compostura y saltó del palco de prensa para
abrazarlo. Así sentía el deporte”, relató su hijo. Escribió sobre todo de boxeo
y fútbol. También firmaba como Sobrepique o Contragolpe.
OPUESTOS. Borocotó y Frascara, dos columnas de EG en su etapa de consolidación,
eran muy distintos. Frascarita, bohemio y sereno; Borocotó, más formal e
impulsivo. Una vez se cruzaron frente al ascensor al mediodía. Borocotó quiso
increpar a Frascara por su llegada tarde: “¿Estas son horas de llegar?”. La respuesta
hacia quien se iba fue: “¿Y éstas son horas de irse?” .
DESPEDIDA. La última foto de Víctor Galíndez, campeón mundial de boxeo, fue de
EG. Pocos minutos después de tomada, fue embestido por un auto de TC. Caminaba
al costado de la ruta, en 25 de mayo, tras ser acompañante en el TC.
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