LA LIGA. El Gráfico, impulsado por Orcasitas,
presentó la Liga Nacional de básquetbol el 17/9/1982, el sueño del entrenador
León Najnudel. Auspició la propuesta en lo conceptual, en la difusión y en lo
económico, financiando los primeros gastos. Propuso “revolucionar el básquetbol
argentino”. Tres años después arrancó la competencia, de la que se llevan
disputadas 24, y que parió a ocho hijos que llegaron a la NBA.
CIMA. El 12/1/1993, EG hizo cima en el Aconcagua, el pico más alto del
continente (6.959
metros ). El fotógrafo Henry Von Wartenberg lo logró con
la bandera de EG.
HAGAN SUS APUESTAS. Anécdota inolvidable. Pelea Alí-Frazier, 1971. La recordó
Héctor Vega Onesime, ex director de EG, en su libro “Memorias de un periodista
deportivo”. La pelea fue en Nueva York un lunes a la noche y EG postergó un día
su cierre para incluirla. Emilio Laferranderie (El Veco) estaba como enviado de
la Editorial y se decidió que cubriera la pelea para EG. Se montó un equipo de
emergencia en Buenos Aires por si no llegaba el material, con Ardizzone,
Juvenal y Pagani, entre otros. “Se puso el televisor en el hall y no faltaron
las apuestas: sólo Ardizzone y yo creímos en Alí –recuerda Onesime-A nadie le
extrañó el fallo favorable a Frazier y los ganadores se llevaron el dinero
situado encima del aparato de televisión. Enseguida, por las dudas, Ardizzone
comenzó a redactar el comentario suplente”. (sigue en la 42)
ESTATUA. “El texto no llegaba. Al irse Constancio Vigil le pregunté qué pasaba
si llegaba lo de El Veco. ‘Levanten lo escrito y va lo de él’, contestó.
Amanecía cuando comenzó a llegar el texto de El Veco. ‘Tres jueces derribaron a
una estatua’, tituló. Incredulidad y desconcierto. En la redacción coincidíamos
con el fallo a favor de Frazier. Juvenal consideraba una locura dar el texto de
El Veco, pero yo acaté la decisión de Vigil y se rehizo todo ante las quejas
del taller. Ardizzone reclamaba irónicamente la plata perdida en la apuesta,
advirtiendo: ‘Guarden esas carillas mías. En una de esas son necesarias’. A las
10 de la mañana llamó Fontanarrosa, el director, y dijo que era inconcebible
publicar lo de El Veco, que Frazier había sido un claro ganador y mandó parar
las máquinas con 10 mil ejemplares impresos, que fueron a Córdoba. El nuevo
título fue ‘Se cayó una estatua’”.
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