Al día siguiente, luego de producidos algunos episodios
dolorosos y ante la imposibilidad de someter a las fuerzas sublevadas, el
general FERNÁNDEZ DE LA CRUZ, viéndose impotente para restablecer la
disciplina, y decidido a evitar el derramamiento de sangre entre hermanos,
resignó el mando, entregando el ejército a Bustos.
BUSTOS, dueño ya del mando de esas fuerzas, retrocedió hasta
Córdoba, no sin antes rechazar proposiciones de los caudillos del Litoral, para
que esas tropas fueran empleadas contra los efectivos de Buenos Aires. Llegado
a Córdoba, fue recibido triunfalmente y luego de deponer al gobernador Manuel
Antonio Casero se hizo nombrar Gobernador. La íntima idea de Bustos era
hacer de Córdoba una base de poder, a partir de la cual, pudiera
establecer la paz entre las provincias. Bustos creyó que su acción
neutralizaría las fuerzas de los caudillos, así como la de Rondeau, pero
esto no fue así. Porque la sublevación de Arequito, fue la primera chispa
que llevó la desorganización a muchas provincias, pues la actitud de BUSTOS fue
imitada por otros caudillos provinciales.
Dos días después de producida la
sublevación de Arequito, PEDRO JUAN GONZÁLEZ le escribe a su pariente, el
teniente gobernador de La Rioja, coronel GREGORIO JOSÉ GONZÁLEZ, una extensa
carta en la que le expresaba los pormenores de los sucedido, indicándole al
mismo tiempo lo que tenía que hacer para mantenerse en el cargo. Pero la rapidez
con que obraron sus adversarios dio lugar a que éste también fuera depuesto en
la noche del 24 de enero de 1820.
El territorio de La Rioja que dependía de la jurisdicción de
Córdoba, viendo el trastorno que se había producido en esta provincia a causa de
aquel acontecimiento, liderada por Barrenechea, lo usó como pretexto para
proclamar su autonomía y declarar a su territorio provincia argentina
independiente, siendo seguida en tal postura por varias otras provincias que
declararon rotas sus relaciones políticas con Buenos Aires, como fue el caso de
la provincia de Santiago del Estero, liderada en su rebelión por Juan Felipe
Ibarra y el de la provincia de San Luís, cuyo caudillo, Dupuy proclamó su
soberanía.
Juan Bautista BUSTOS jefe del Estado Mayor de las unidades
sublevadas e irreconciliable enemigo de FERNÁNDEZ DE LA CRUZ, pasará a la
historia como el instigador de esta acción, que marca el comienzo del fin del
gobierno nacional”. Dos días después, de producida la sublevación, como el
general DE LA CRUZ fuera atacado por los montoneros santafesinos, gran
parte de las unidades sublevadas, concurrieron en su auxilio, uniéndose
nuevamente al grueso del ejército nacional.
“El motín de Arequito, dice el general MITRE, arrebató
a la nación el único ejército regular de que disponía; dejó desarmado al
gobierno nacional y a la nación entregada a los vaivenes de la anarquía”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario