A las 6.30, entonces, tres camiones entraron a la fábrica. Hubo
helicópteros sobrevolando el cielo, carros de asalto y tanques custodiando el
operativo en tierra. “Empezaron a pedir documentos a todos los que llegaban y
entraban; tan claro estaba que esas listas se las habían proveído de la
patronal –dice Benencio– que en un momento había dos compañeros de apellido
Sosa, y cuando detienen a un Sosa y lo suben arriba del camión, uno de los de
abajo de la patronal les dice: ‘¡Ese Sosa no es!”
Hubo 60 secuestrados ese día; pero además otro tanto en Mestrina,
que era otra de las navieras de la zona que había seguido el mismo proceso. La
mayoría pasó por la comisaría de Tigre, una parte fue liberada y otra siguió a
Campo de Mayo.
Existe el caso de un obrero de apellido Villalba, cuya hija supo
a través de un preso que estaba en el destacamento de Garín, un caso por el que
puede llegar a estar imputado Patti nuevamente. Cuando fueron a buscarlo, el
destacamento lo negó y dos días más tarde apareció muerto en un arroyo. Entre
Astarsa y Mestrina hay 30 obreros navieros desaparecidos.
El juicio oral avanzará ahora sólo sobre algunos casos. Ninguno de
esta primera parte corresponde a los secuestrados del 24 de marzo sino a
obreros que fueron secuestrados días después: “Este es uno de los subcasos de
una causa principal que es la de Campo de Mayo”, explica Pablo Llonto, abogado
querellante.
“El tema es que se van elevando a juicio pedacitos de esa
megacausa, con algunos obreros y algunos responsables, y eso hace a la enorme
dificultad que tenemos con los juicios orales con pocas víctimas y pocos
acusados; mientras tanto continúa la investigación sobre las restantes víctimas
y acusados, como la probable complicidad de algún miembro de la fábrica.”
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