Como la Corte Suprema en ese entonces no hacía lugar al
criterio largamente reclamado de la devaluación de la moneda y su
incidencia negativa en pleitos de la duración como el de que se trata, se
comprenderá cuan magra resultó a la postre tanta y tan larga labor
profesional y desde luego es de imaginar la desilusión de los herederos
del Sr. Arturo Prins. Sigue redactando el Dr. Eymann: – Otra acotación al
margen de ese juicio, es la de que durante su transcurso fallecieron la
Sra. Carmen Llobet de Prins, esposa del Ing. Arturo Prins, mi primer
letrado patrocinante el Dr. Eduardo H. Maglione. De manera que tuve que
seguir el juicio hasta sus últimas instancias con el Dr. Eduardo Maglione
(h).” Lo percibido alcanzó para que sus 4 hijos, sus cónyuges, y los 4
nietos de Prins, nos reuniéramos en un cordialísimo almuerzo, en un medio
día de la ciudad de Buenos Aires.
En cuanto al Ingeniero y Arquitecto Arturo Prins, enfermó y
terminó sus días en una habitación del entonces Sanatorio Podestá, ubicado
en la esquina de la calle Uruguay y Viamonte, en el año 1939, rodeado del
afecto de sus seres queridos, muy lejos de un suicidio, con la serenidad
del que vivió una vida llena de vida y alegría.
Y en cuanto al Derecho,
refiere su nieto Robredo, abogado él, ” … esto le permitió, al también
profesor universitario Prins, dar su lección póstuma por medio de la pluma
de Rafel Bielsa, cuyo comentario de la sentencia fue el primero que
planteó la injusticia de un pronunciamiento justo aniquilado en sus
efectos por la inflación, con lo que puso la piedra fundamental del
desarrollo de la teoría de la imprevisión y de la indexación, culminadas
en la valoración colectiva de la estabilidad” .
Sea este mi homenaje a nuestro abuelo, a tan dignos letrados
y todos aquellos que tomaron esta causa con la seriedad e imparcialidad
también demostrada.
Enrique Gustavo Prins
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