miércoles, 18 de febrero de 2015

Juan B. Justo – Parte 4

Justo nunca hablaba de su vida privada y sólo una vez lo hizo por escrito en su columna del diarioLa Nación definiéndose así: "Soy el más vulgar de los hombres. Si alguno de los héroes de Cervantes figura entre mis antepasados, es seguramente Sancho. Me gustan las mujeres hermosas, pero menos para cantar la belleza de sus formas, que porque prometen una prole sana y vivaz".

1912 fue un año muy particular para Justo. Muere su esposa Mariana dando a luz al séptimo hijo de la pareja. Profundamente afectado el líder socialista se mudará a una casona del Barrio de Belgrano donde su madre, doña Aurora, se encargará de la crianza de sus hijos. En ese año 1912, en el marco de la limpieza electoral impuesta por la Ley Sáenz Peña, es electo diputado nacional. En el parlamento se destacará como orador y por la cantidad de proyectos presentados, casi todos ellos vinculados a los derechos de los trabajadores.

Mientras tanto en Santa Fe se produce la revuelta de los chacareros de la pampa gringa que protestan por los altos precios de los arrendamientos rurales y los altos intereses que les cobran los bancos por los créditos que solicitan para producir. La protesta pasará a la historia como el "Grito de Alcorta", en referencia a la localidad santafecina que fue epicentro de los acontecimientos y primera sede de la recién fundada Federación Agraria Argentina. En uno de los actos más multitudinarios del grito de Alcorta, Juan B. Justo participa como orador y dice entre otras cosas:"Sólo el Partido Socialista ha tenido hasta ahora algo que decir sobre la política agraria. El Partido Radical calla por completo a este respecto, limitándose a sus promesas de honradez y de moral. Un partido puede ser tan bueno como infecundo en la vaguedad de sus intenciones”.

En un famoso debate en 1913 con el futuro dictador José Félix Uriburu, por entonces diputado conservador por Salta, dirá: "Desde que tengo memoria he oído hablar de los partidos argentinos como de grupos que se decían de gente decente. Los socialistas hemos introducido en la política nacional esta novedad: no somos el partido de la gente decente; somos el partido de los trabajadores".
A lo largo de los años la perseverancia y la conducta coherente de Justo habían logrado la incorporación de valiosas figuras al socialismo como Nicolás Repetto, Augusto Bunge, José Ingenieros, Leopoldo Lugones, los hermanos Enrique y Adolfo Dickman, Alfredo Palacios y Mario Bravo.


El Partido Socialista obtendrá a partir de 1912 triunfos electorales sucesivos, superando en varias ocasiones al radicalismo. En 1913 logró su primera banca en el senado en la figura de Enrique del Valle Iberlucea.

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