martes, 27 de enero de 2015

CARLOS ENRIQUE JOSÉ PELLEGRINI – Parte 10




El 12 de agosto don Luis, sorpresivamente, reasumió el poder con energía, designando los interventores y aceptando la renuncia de Del Valle y de su equipo. Pero si bien es cierto que la provincia de Buenos Aires estaba controlada, en el resto del país había focos revolucionarios, algunos importantes como los de Rosario. Al día siguiente asumió como ministro del Interior el doctor Manuel Quintana y luego de estallar movimientos en distintas provincias, Julio Roca fue designado general en jefe de las fuerzas en campaña.
Con la detención de Leandro Alem en Rosario, y la acción de Bosch acompañado por Pellegrini que se dirigieron a Tucumán y avanzaron sobre Rosario junto con las fuerzas comandadas por Vintter, Arredondo y Bernal, el movimiento revolucionario terminó.
Pellegrini y Alem habían hecho la Carrera de Derecho juntos y los unía una cierta amistad que se enfrió luego de los movimientos cívico-militar de los radicales. En setiembre de 1894 Alem publicó una declaración que le llegaba muy de cerca a Carlos Pellegrini. Este decidió contestarle ácidamente y Alem quedó sin respuesta. A partir de ese momento, la amistad se terminó definitivamente.

En 1895, luego de la renuncia de Sáenz Peña, y de la asunción de José Evaristo Uriburu, se restableció el predominio de Roca y Pellegrini en el PAN. Cuando Pellegrini dejó de ser presidente de la Nación, dando un ejemplo de su temple empresario y que acredita su austeridad republicana, se asoció a la casa de remate de los señores Funes y Lagos, al mismo tiempo que asumía como presidente del Banco Hipotecario Nacional. En ese mismo año es elegido nuevamente senador nacional por la provincia de Buenos Aires.

Cuando comenzó a barajarse los nombres que sucederían a José Evaristo Uriburu una convención eligió casi por unanimidad a Roca, acompañado por Norberto Quirno Costa. Pellegrini que había presidido la convención pretendió que fuera Vicente Casares el segundo término, quien había sido el primer presidente del Banco Nación, pero Roca se había inclinado por Quirno Costa, siguiendo la misma especulación que cuando eligió a Madero. Pellegrini se sintió disgustado, pero fue un enojo pasajero, y accedió a pronunciar una conferencia en el teatro Odeón promoviendo la candidatura del general Roca. Félix Luna dice que Pellegrini, en su alocución, hizo la historia del Partido Nacional, como un instrumento de unidad de la Nación al haberse formado con el autonomismo porteño de Alsina y las fuerzas vigentes del interior; además dijo que Roca fue quien conquistó el desierto.

La multifacética personalidad de Carlos Pellegrini lo llevaría a fundar en 1899 el diario “El País”, inclinación que ya se había hecho presente siendo joven como redactor de “La Prensa” y fundar en 1884 el diario “Sud América”, como ya hemos visto.
Roca había insistido antes en que la deuda pública debía ser unificada ya que había más de treinta empréstitos con tasas de intereses diferentes. En el nuevo proyecto trabajaron Berduc, ex ministro, y el banquero Tornquist –según dice Félix Luna–, pidiéndole a Pellegrini que conversara con la banca londinense respecto a la factibilidad del proyecto. El plan consistía en unificar toda la deuda en un solo bono con una tasa del 4% de interés más 0.50 % de amortización, lo cual implicaba un gran ahorro teniendo en cuenta que había bonos que pagaban hasta un 7 %. Pero lo que más afectaba al decoro nacional era una cláusula por la cual el Estado argentino se comprometía a depositar en el Banco de la Nación el 8 % de las entradas de la aduana a la orden de los acreedores. Esto se interpretaba, con razón, dar participación a la banca extranjera a que interviniera en los asuntos internos de las cuentas públicas.

Pellegrini se había jugado por el proyecto en su gestión personal ante la banca extranjera, desde el diario “El País” y desde su puesto de senador.

La efervescencia popular iba in crescendo en repudio a la consolidación y los actos insurreccionales se multiplicaban atacando los talleres del diario “El País”, también fueron contra la casa de Pellegrini. La represión no se hizo esperar por parte del presidente, y acertado o equivocado en el proyecto, el gobierno debía mantener el orden.

Mitre había dicho: “Cuando todo el mundo se equivoca, todo el mundo tiene razón”. El presidente Roca se vio muy influenciado por esta posición de don Bartolo, pero lo que no consideró, que la decisión que tomaría debería haberla consensuado con Pellegrini, sobre todo teniendo en cuenta la consecuencia que había demostrado éste en defensa de la consolidación, e hizo saber al Senado, el 8 de julio, que el Poder Ejecutivo desistía del proyecto de consolidación de la deuda.

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