martes, 23 de diciembre de 2014

Joaquín Campana, una garantía – Parte 5



El 9 de marzo el Ejército de Manuel Belgrano sufre una nueva derrota en la batalla de Tacuarí. Ese mismo día, sin conocer aun esta noticia, la Junta Grande designa a Artigas como Teniente Coronel y Jefe de las milicias patrióticas de la Banda Oriental, encuadrado en el Ejército al mando de Belgrano, otorgándole unas decenas de blandengues y algún dinero para realizar la insurrección de la Banda Oriental, que para esa fecha ya había comenzado con el Grito de Asencio y la toma de Mercedes el 27 de febrero. 

Pero José Artigas no retorna de inmediato, permanece en Buenos Aires todavía un tiempo más, enviando a Miguel Estanislao Soler con una tropa de blandengues para que refuerce a las milicias reunidas en Mercedes y asuma el mando provisoriamente. Más tarde el coronel Soler sería comandante del primer Regimiento de Pardos y Morenos. ¿Por qué Artigas se demora tanto en volver, pese a los ruegos del Teniente Ramón Fernández, que pide refuerzos desesperadamente desde Mercedes? Su retorno se hace esperar hasta el 9 de abril, para producir la Proclama de Mercedes el 11 del mismo mes. Pero en el ínterin nadie sabe con seguridad donde está, no hay ninguna correspondencia firmada por Artigas que permita saber donde se encontraba en marzo y primeros días de abril de 1811. 

Seguramente lejos de la acción militar, pero ocupado en algo igual de importante. Buenos Aires estaba en ebullición. El 20 de marzo la Junta Grande convocó al servicio militar “a todos los habitantes entre los 18 y 25 años”, temiendo una inminente invasión por parte del Virrey Elío. Al día siguiente ordenó la internación en Córdoba de 400 españoles solteros, con la excepción de los muy ancianos o físicamente impedidos. 

El día 23 el Cabildo de Buenos Aires pide la anulación de la última medida y esa misma noche se reúne la “Sociedad Patriótica” (el “Club” del Café de Marco), y en esta reunión Julián Álvarez leyó un discurso llamando a la conciliación entre los españoles europeos y americanos “que abrirá el camino que nos conduce a la inmortalidad”. Seguía diciendo que había que “hacerlos entrar (a los españoles europeos) por los senderos de la razón y de su propio bien”… Evidentemente estaban muy lejos de ser las ideas radicales de Mariano Moreno, pero la cuestión era sencillamente buscar la disolución de la Junta Grande. Frente al ataque convergente de “españolistas” y “porteñistas”, la Junta resuelve dejar sin efecto la internación dispuesta, y con la intención de conciliar designa al español europeo Matías Bernal como Presidente de la Junta de Potosí. 

Pero el nombramiento también les cayó mal, el Cabildo protestó y la “Sociedad Patriótica” trató de traidor al Deán Gregorio Funes, diputado por Córdoba. Cualquiera diría que estaban como “la gata Flora”, nada les viene bien. El golpe de Estado era inminente, y para eso estos grupos contaban con el apoyo del Regimiento de la Estrella al mando de Domingo French y Antonio Luis Beruti.


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