En consejo de guerra Castaños pretende atraer a Dupont
-acorralado en Andújar- a pelear en campo raso y rodearlo, con las divisiones
de Reding y Coupigny, por un lado, y la de Jones y de La Perla, bajo su propio
mando, por el otro. Por su carácter de ayudante de campo de Coupigny, San
Martín pudo haber asistido al mencionado consejo de guerra y escuchar la
discusión del plan de operaciones pero aún de no ser así le alcanzaría, por el
mismo motivo, su minucioso conocimiento. Es importante recordar esta
circunstancia porque la batalla por venir, gravitaría en su futuro con fecunda
experiencia y resultaría Chacabuco una replica estratégica de Bailen.
Los españoles se situaron el día 13 en Arjona y llegaron a
su objetivo dos días después. Mientras Reding marchaba con su división a
Mengibar, Coupigny tomo posesión de La Higuereta. En el emplazamiento francés
de Villanueva de la Reina, que debía defender el paso del Guadalquivir, las
tropas españolas tuvieron un primer triunfo contra las fuerzas de Dupont, que
dejaron 200 muertos y los equipajes en esta acción. En la mañana del día 18,
las dos divisiones españolas de Reding y Coupigny llegaron a Bailén y sus jefes
reconocieron la posición. A posteriori dispusieron las tropas en tres líneas
que cerraban la entrada en la ciudad por el camino de Andújar.
El ejército se dividió en dos alas –la derecha bajo la
dirección de Reding y la izquierda bajo la de Coupigny- siendo compartido el
mando, como lo da a entender el propio Reding diciendo que "el marqués no
sólo de concierto conmigo en la dirección de los movimientos de este día
contribuyó a su acierto y felicidad, sino que habiendo elegido los cuerpos de
que queda hecha la mención, acudió con ellos a los puntos mas vivos de los tres
ataques generales y con sus conocimientos y valeroso ejemplo nos proporcionó
los expresados felices resultados."
La batalla de Bailén se dio el 19 de julio de 1808 y duró
nueve horas, en medio de un calor sofocante, faltos de agua y sin reparos en
todo el terreno. Los franceses llevaron cinco ataquesimpetuosos que fueron
rechazados, sin abandonar los españoles su plan defensivo. En el tercero debió
Coupigny salir de su puesto de observación para acudir, poniéndose a la cabeza
de la reserva, en ayuda del extremo izquierdo cargado por una brigada francesa
de dragones y coraceros.
Con un hábil cambio de frente ordenado a algunos batallones,
el valeroso jefe español logró imponer la retirada de los briosos coraceros.
Cerca del mediodía, rechazado en todos sus embates, con sus
hombres desmoralizados, con la impresión de la derrota y con desesperanza de no
recibir a tiempo los refuerzos de Vedell, el mariscal Dupont pidió capitular.
Su primer emisario llego hasta Coupigny, que se hallaba en el centro de la
línea, quien lo envío a Reding, y éste a Castaños. El general Vedell, que asaz
tardíamente llegó al campo de batalla cuando Dupont sólo esperaba, como una
gracia, las condiciones de la capitulación, unió a la derrota el deshonor
violando la fe del armisticio y atropellando a las tropas españolas que tenían
orden de no hacer fuego.
Reconocida la rendición de su jefe, intentó fugarse con sus
fuerzas, pero una división de Coupigny le cortó los pasos de la sierra y, a una
orden de Dupont, volvió Vedell a la obediencia y quedó con todos los suyos
igualmente prisionero.
En esta batalla intervinieron 30.600 infantes y 28.000
jinetes, del lado español, y 28 000 infantes y 5.700 jinetes, del francés. A
pesar de que 20.000 franceses cayeron prisioneros y de que la derrota de Dupont
fue innegable, el nombre de Bailén figura en el Arco de Triunfo de París como
una victoria napoleónica. El parte de Coupigny, que Reding utilizó para
escribir el que elevó a su vez a Castaños, recomienda por su comportamiento en
la acción entre otros, a Don José de San Martín, capitán agregado de Borbón. En
realidad, San Martín no formó ese día en las filas del Borbón sino le cupo
desempeñar la difícil función de ayudante de campo del marqués de Coupigny El
general Castaños recomendó una promoción de oficiales y San Martín obtuvo el
ascenso a teniente coronel graduado el día 14 de agosto. El mismo marqués le
envío a Sevilla, donde San Martín había caído enfermo, una certificación de
servicios, sus expresiones de amistad y la condecoración que le fue conferida
por la victoria: en el campo ovalado, de esmalte, dos sables en cruz unidos con
una cinta de la cual pende un águila abatida; en el ángulo superior de la unión
de los sables, una corona de laurel, suelta, y en derredor la leyenda
"Bailén, 19 de julio de 1808".
La carrera militar de San Martín, en los próximos años,
siguió de cerca a la de su valiente jefe. Acompañó a Coupigny en el Ejército de
Cataluña, a donde llamó a su hermano Manuel Tadeo, que estaba sin destino y
atrasado en sus promociones.
Si acaso se separó del marqués cuando éste pasó, en octubre
de 1809, a la Junta Militar de Sevilla al lado de Castaños –lo que no parece-
en enero del siguiente año volvería a reunírsele otra vez como ayudante de
campo, para servir en el Ejército de la Izquierda al mando del marqués de La
Romana. Estuvo probablemente en la defensa de Torres Vedras, participando en la
indecisa acción de Río Maior, y en febrero de 1811 llegaban ambos, desde
Lisboa, a Cádiz, último reducto de la resistencia francesa en Andalucía que,
sitiada por el mariscal Víctor, no cedió ante la presión francesa que duró dos
años.
Esta claro que la estadía de San Martín en Cádiz resultaría
providencial para su futuro americano, encendiéndose en su espíritu una
decisiva aspiración.
Por Alfredo G. Villegas
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