En su correspondencia San Martín dejó un crudo testimonio
del carácter salvaje y genocida de la guerra que hacían los ejércitos españoles
contra los americanos. En una carta a lord Macduff, San Martín expresaba: “¡Qué
sentimiento de dolor, mi querido amigo, debe despertar en vuestro pecho el
destino de estas bellas regiones! Parecería que los españoles estuvieran
empecinados en convertirlas en un desierto, tal es el carácter de la guerra que
hacen. Ni edades ni sexos escapan al patíbulo.” 3
Al conde de Castlereagh le dice: “Es sabida la conducta
que los españoles han guardado con sus colonias: sabido es igual el género de
guerra que han adoptado para volverlas a subyugar. Al siglo de la ilustración,
cultura y filantropía, estaba reservado el ser testigo de los horrores
cometidos por los españoles en la apacible América. Horrores que la humanidad
se estremece al considerarlos, y que se emplea con los americanos que tenemos
el gran crimen de sostener los derechos de la voluntad general de sus
habitantes: en retribución de tal conducta los hijos de este suelo han empleado
los medios opuestos.” 4
Con aquellos “medios opuestos” y “el gran crimen de sostener
los derechos de la voluntad general”, el Ejército de los Andes, engrosado por
los patriotas chilenos, pudo ocupar Santiago. Allí, el 18 de febrero de 1818 se
convocó a un Cabildo Abierto que designó a San Martín director supremo. El
general argentino rechazó el ofrecimiento y propuso al patriota chileno
Bernardo de O’Higgins para ocupar el cargo.
O’Higgins aceptó y a poco de asumir envió esta nota al
gobierno de los Estados Unidos, al zar de Rusia y a diversas cortes europeas:
“Después de haber sido restaurado el hermoso reino de Chile por las armas de
las Provincias Unidas del Río de la Plata, bajo las órdenes del general San
Martín, y elevado como he sido por la voluntad de mi pueblo, a la Suprema
Dirección del estado, es mi deber anunciar al mundo un nuevo asilo, en estos
países, a la industria, a la amistad y a los ciudadanos de todas las naciones
del globo. La sabiduría y recursos de la Nación Argentina limítrofe, decidida
por nuestra emancipación, dan lugar a un porvenir próspero y feliz en estas
regiones.”
El 19 de marzo de 1818 las fuerzas patriotas sufrieron su
primera y única derrota, la de Cancha Rayada. Pero el general Las Heras logró
salvar parte de las tropas y así purdo reorganizarse un ejército de 5.000
hombres. Los patriotas clamaban por la revancha que llegaría a los pocos días,
el 5 de abril, al derrotar definitivamente a las fuerzas enemigas en Maipú.
La victoria fue total y América empezaba a respirar otro
aire mientras los tiranos comenzaban a asfixiarse, como lo demuestra este
informe del virrey de Nueva Granada: 5 “La fatal
derrota que en Maipú han sufrido las tropas del Rey pone a toda la parte sur
del continente en consternación y peligro”.
3 Carta de San
Martín a Lord Macduff, del 9 de septiembre de 1817.
4 Carta de San
Martín al conde de Castlereagh, del 11 de abril de 1818.
5 El virreinato
de Nueva Granada incluía las actuales repúblicas de Colombia y Venezuela.
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