En el diario El Día, de La Plata, del 11 de julio de 1885,
se lee la siguiente nota sobre la masonería: “De todas las sociedades que
marchan a la vanguardia del progreso, es sin duda alguna la Masonería una de
las primeras” (………..) “La nueva Capital de la Provincia, cuyos rápidos
progresos son la admiración de todo el mundo, necesitaba un centro donde los
muchos hijos de esta gran familia, aquí establecidos, se agruparan…”
Sus palabras siempre fueron elocuentes y justas, y podemos
apreciarlas en parte del discurso que pronuncia Rocha al hacerse cargo del
gobierno provincial, el uno de mayo de 1881. Expresa allí claramente su
conciencia de misión y las cuales aun hoy tienen absoluta vigencia: “Entre
los hechos de los hombres no hay ninguno más grande ni más hermoso que fundar
una nacionalidad poderosa, fuerte y libre; pero estos hechos sólo se ejecutan,
consolidan o desenvuelven con hondas raíces en el corazón de los ciudadanos,
que los impulsen a todos los esfuerzos y a todos los sacrificios”.
Dardo Rocha murió como había vivido, con la serenidad de un
justo.
De su personalidad civil se desprendían sus virtudes:
generoso, afable, cultísimo, tal es así que recomendó a la gran escultora
tucumana Lola Mora para que se perfeccionara en Italia.
Todo lo configuró, como debe ser un buen Mason, en el marco
de una vida austera y fecunda.
Omar Daniel Adaro Rodríguez / Escrito el 11-10-2009
DARDO ROCHA, la concreción de un gran sueño.
La ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos
Aires, fue fundada el 19 de noviembre de 1882, y ha sido considerada para
integrar la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Cabe señalar que hasta el año 1880, la ciudad de Buenos
Aires era el asiento de las autoridades nacionales y las de la provincia de
Buenos Aires.
Luego de años de conflictos en torno de ese tema, en 1880 se
declaró a Buenos Aires como la capital de la nación, y se dispuso fundar otra
ciudad que fuera capital de la provincia. El gobernador de ésta, Dardo
Rocha, fue quien impulsó la idea y la llevó adelante.
El lugar elegido, a cincuenta kilómetros de Buenos Aires y
en cercanías del Río de la Plata, era un lugar en el que no había nada, salvo
pastos, montes, bañados y la única población cercana era el pequeño pueblo de
Tolosa, fundado unos años antes.
Por lo tanto, el desafío de crear una ciudad en poco tiempo
y donde nada había era enorme.
A la decisión política de Dardo Rocha y a su capacidad para
organizar todo el proyecto, se sumó un brillante ingeniero y urbanista
argentino, Pedro Benoit, quien fue el encargado de planificar el trazado
de la futura ciudad y el diseño de algunos de sus principales edificios,
mientras que, para otros, se convocó a concursos internacionales.
El plano creado por Pedro Benoit se diferenció de las
tradiciones españolas que marcaban a otras capitales de provincias argentinas.
Su idea fue la de crear una ciudad moderna y por ello
proyectó un plano damero atravesado por calles, avenidas y diagonales, tantas,
que a La Plata se la conoce como “la ciudad de las diagonales”.
En el proyecto, se crearon también los espacios destinados a
plazas y parques, así como tuvo en cuenta la necesidad de brindar facilidades
para la provisión de agua, la limpieza de la ciudad, la recolección de
residuos. Entre tantos adelantos, La Plata fue la primer ciudad de la Argentina
en contar con iluminación eléctrica.
El 19 de noviembre de 1882, Dardo Rocha colocó la piedra
fundamental en el centro geográfico de la futura ciudad y, en 1884, los poderes
públicos de la provincia ya pudieron instalarse en la flamante capital.
La ciudad fue concebida como una demostración del espíritu
positivista que imperaba a fines del siglo XIX, sobre todo en lo que hacía a la
idea de organización, progreso y modernidad.
También debía ser un símbolo de las buenas posibilidades
económicas que tenía la Argentina de esos años, cuando aumentaban las
exportaciones de cereales y carnes.
Por eso, los edificios destinados a asiento de los poderes
públicos debían ser palacios.
Frente a la gran plaza Moreno, centro geográfico de la
ciudad, se encuentra la Catedral, imponente con sus torres de ciento doce
metros de altura y su estilo neogótico, diseñada también por Pedro Benoit.
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