miércoles, 19 de marzo de 2014

Hipólito Yrigoyen - Parte 3

La política de Yrigoyen no introdujo novedades sustanciales en la economía argentina, ligada entonces al mercado mundial a través de la exportación de alimentos -sustancialmente cereales y carnes- y la importación de productos manufacturados. Sus preocupaciones eran esencialmente político-institucionales, y por lo demás casi nadie consideraba importante realizar cambios en un modelo económico que había consagrado al país como "granero del mundo".

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) favoreció en principio las exportaciones argentinas a los países beligerantes y activó la producción de manufacturas para reemplazar las importaciones que a causa de la guerra no llegaban regularmente al país. Pero al finalizar el conflicto se vio resentido lo que constituía el "motor" de la economía argentina, al desacelerarse el ritmo de su comercio exterior, lo que puso al gobierno radical ante situaciones de difícil resolución. Yrigoyen no pudo más que seguir una política relativamente restrictiva del gasto público, situación nada fácil por el hecho de que su partido, representante de las clases medias de origen inmigratorio en ascenso, recibía fuertes presiones para premiar fidelidades políticas con cargos y empleos en el aparato del Estado.

Por otra parte, la conflictividad social del momento dio lugar a importantes protestas obreras, conducidas en general por dirigentes anarquistas. La más significativa es la que se produjo en enero de 1919 en la ciudad de Buenos Aires y que se conoce con el nombre de "Semana Trágica". Durante esos días la ciudad fue escenario de tiroteos entre obreros y policías, y por primera vez el ejército tomó parte en la represión. Hubo gran cantidad de víctimas e incluso se organizaron pogroms contra los inmigrantes judíos, acusados de llevar a la Argentina el comunismo que recientemente había tomado el poder en Rusia. Otros hechos de gravedad se produjeron durante las huelgas en la Patagonia en 1921, donde la protesta anarquista fue aplastada por el ejército con notable ferocidad.

En cuanto a la política exterior, el gobierno radical se mantuvo en todo momento neutral, a pesar de que se produjeron algunos incidentes con el gobierno imperial alemán (en 1917 un barco mercante argentino fue hundido por un submarino alemán y el embajador del imperio fue expulsado del país acusado de transmitir mensajes agraviantes para el país) y que el gobierno entabló negociaciones muy ventajosas con los aliados para la venta de productos argentinos. Una delegación argentina presidida por el ministro de relaciones exteriores Honorio Pueyrredón y en la que participaba además el ministro plenipotenciario argentino en Francia Dr. Marcelo T. de Alvear, tomó parte en las sesiones de la Liga de las Naciones inauguradas en 1920. En ellas propusieron ciertas enmiendas al Pacto de la Liga que tendían a limitar su alcance político, lo que suscitó desacuerdos y determinó el retiro de la delegación argentina.


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