Belgrano va todavía más allá al incluir a las mujeres en el
proceso educativo y productivo. Argumenta que son más necesarias escuelas
básicas para niñas que una universidad en la capital, que solo “habría
aumentado el número de doctores”, en lo que supone una defensa de la educación
básica (incluyendo a las niñas) por sobre la universitaria. El 17 de marzo de
1810 el Correo de Comercio publica un artículo clave, titulado “Educación”, en
el que Belgrano baja línea sobre sus objetivos: alfabetizar a la población y
formar al hombre moral. En él le adjudica a la falta de educación “los horrores
que observamos casi sin salir del poblado” y describe que la enseñanza “se
halla en un estado tan miserable que casi se podrá asegurar que los Pampas
viven mejor”.
Su propuesta es que los Cabildos organizaran escuelas de primeras
letras y las dotaran de recursos, con un sueldo de 200 pesos para el docente,
la obligatoriedad de la educación y el mandato a los jueces de intervenir para
hacer efectivo que los padres manden a sus hijos a clases. La educación debía
ser gratis, salvo para “los padres pudientes”. “Nuestros lectores tal vez se
fastidiarán con que hablemos tanto de escuelas”, escribe el 21 de Julio de
1810, semanas después de la revolución. Un país nuevo, argumenta, necesita
“echar los fundamentos de la prosperidad perpetua” a través de la educación
básica. Así, Belgrano trazaba una línea entre educación, trabajo, producción,
ciudadanía y Nación. Como vocal de la Primera Junta, promovió la creación de la
Academia de Matemáticas; cuando Mariano Moreno fundó la primera Biblioteca
Pública, Belgrano donó 149 volúmenes de su propio patrimonio; cuando venció
Salta y Tucumán decidió donar premio de 40.000 pesos que le otorgó la Asamblea
para construir cuatro escuelas en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero.
Belgrano significa una transición entre la precaria
educación colonial, con sus valores y rituales, y una educación independiente y
progresista. Se anticipa al debate del siglo XIX que terminará en la ley 1420.
Desde el pasado, nos recuerda que estudiar no es transitar la escuela, sino adquirir
conocimientos que sirvan para ser ciudadanos integrados a la comunidad.
*Periodista e historiador. Autor de Belgrano, la revolución
de las ideas (Sudamericana).
Fragmento de la nota
Por Diego Valenzuela
No hay comentarios.:
Publicar un comentario