domingo, 30 de diciembre de 2012

La Casa Rosada es asimétrica


Los cuerpos laterales eran iguales, hasta que le rebanaron el ala sur para prolongar la calle Yrigoyen.



La Casa Rosada es un enclave patrimonial de gran densidad histórica. Demás está decir, por los hechos relevantes que allí se suscitaron y marcaron los destinos de nuestro país. No sólo eso, también desde la arquitectura concentra récords de historia y curiosidades por metro cuadrado. Las más recientes tienen que ver con la polémica que desató la plata que se va a gastar en hacer un puñado de refacciones. Estas parecen continuar una serie de obras ya realizadas que –luego de años de abandono– a partir de 1998 recuperaron las cuatro fachadas, cambiaron su color rosa por uno más intenso y restauraron algunos de sus imponentes salones.

Aunque pocos lo sepan, el frente de la Casa Rosada alguna vez fue simétrico, con su arcada central enfatizando el acceso principal y ceremonial sobre la Plaza de Mayo. Así lo proyectó en 1884 Francisco Tamburini, el mismo autor del Teatro Colón, el Departamento Central de Policía y del Colegio Mariano Acosta, entre otras obras destacadas. En realidad, si nos retrotraemos a los orígenes, de esta barranca bañada por el río emergían las murallas del Fuerte de Buenos Aires (1594). Con el tiempo, se fueron sucediendo una serie de edificaciones como la residencia para gobernadores y el palacio para los virreyes, hasta que en 1853 sirvió como sede del Gobierno Nacional. Fue Sarmiento quien durante su presidencia promovió una gran reforma que incluyó la arriesgada decisión de pintar todo de rosa.

La historia del edificio que hoy conocemos arranca en 1876 cuando en la esquina vacante de Balcarce e Yrigoyen, Carlos Kihlberg proyecta la nueva sede para el Palacio de Correos y Telégrafos. Y calle de por medio, en la esquina de Balcarce y Rivadavia, Enrique Aberg proyecta el edificio de Ministerios, como materializando una idea expresada por Carlos Pellegrini: “Dos cuerpos de edificios simétricos y paralelos que dejen ver el Sol de América a su levantar”.

Duró poco. Las ambiciones del presidente Julio Argentino Roca eran otras. Impuso a su arquitecto personal, el italiano Francisco Tamburini, quien unifica en 1898 los dos cuerpos existentes con un arco central que le da a la sede de gobierno la pretendida configuración monumental a la altura de las declamadas transformaciones de la Nación.

La historia no queda ahí, ni tampoco el edificio. Entre los años 30 le rebanan 17 metros del ala sur para continuar Hipólito Yrigoyen hacia el río. La idea estaba dentro de un plan general que consistía en mudar la Casa de Gobierno y darle un nuevo marco a la emblemática Plaza de Mayo. De esta iniciativa queda como cicatriz la pérdida de la simetría de la Casa Rosada y la imponente presencia del Ministro de Hacienda, esa mole sobre Yrigoyen y el Bajo que aún conserva los agujeros de las balas del bombardeo militar de 1955.

En 1942, durante unas excavaciones, se redescubre la vieja Aduana en la parte posterior a la Casa de Gobierno. Había sido proyectada en 1855 por el ingeniero Edward Taylor con forma de hemiciclo y fue demolida en 1894 cuando el puerto pasó a ser Puerto Madero. Este hallazgo fue el puntapié para la creación del Museo de la Casa de Gobierno en 1957 y luego la construcción del flamante Museo del Bicentenario, inaugurado en 2011. La Presidenta, haciendo uso de su declamada vocación arquitectónica, puso mano en el proyecto del estudio B4FS y mandó a trasladar a este sitio el famoso Mural de Siqueiros que había estado arrumbado por años en unos contenedores.

Los arquitectos en general quedaron chochos con esta obra singular. Los que no quedaron muy conformes fueron los arqueólogos: protestan porque al hacer el nuevo edificio cementaron la oportunidad de develar las capas de historia que quedaron enterradas en sus entrañas. Aseguran que, exigidos por los tiempos de la obra, las exploraciones arqueológicas se hicieron contrarreloj, dejando de hacer trabajos más detallados. Y, lo más lamentable, se taparon sectores que presentaban un potencial arqueológico único.

*Editor general ARQ
Berto González Montaner* - bmontaner@clarin.com

http://www.clarin.com

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