viernes, 19 de noviembre de 2010

La Moda - parte 2

El final y las conspiraciones

La revista La Moda duró 5 meses y dos días, redondeando un total de 23 números. El último salió el 21 de abril de 1838, cuando su director, Juan Bautista Alberdi, anunciaba que “he querido cesar [La Moda], 1° por las ocupaciones extraordinarias de la imprenta; 2° por una considerable deserción de los suscriptores, y 3° por la no oportunidad de las publicaciones literarias”. Cabe destacar que en esa última edición, se incluyeron tres composiciones musicales: “Fígaro”, minué de Juan Bautista Alberdi; “Valsa”, de G. Schubert, y “Minué”, de Juan Pedro Esnaola.

En segundo término, la publicación desaparece por cuestiones más bien políticas: algunos de los integrantes de La Moda empezaban a conspirar contra Juan Manuel de Rosas y el sistema federal.

El sesgo francés de quienes redactaban La Moda, que se manifestaba únicamente en el terreno literario-social, fue degenerando de a poco hasta introducirse ya en círculos de política activa. No escapa, por otra parte, que ese grupo de jóvenes tuviera puesta su mirada en Europa, y más precisamente en Francia. Entre bambalinas llegaron a proponer el idioma francés como lengua oficial de los argentinos, y hasta dieron su beneplácito para que la Confederación Argentina se convierta en un protectorado extranjero que la orientara, de una vez, hacia el progreso indefinido que con tanto entusiasmo preconizaban desde las columnas de la publicación.

Además, varios hombres de La Moda convergían en el núcleo central de la intelectualidad porteña: el Salón Literario, detrás del cual funcionaba un club político antirrosista, la Asociación de Mayo, con aceitados contactos con viejos unitarios simpatizantes de Bernardino Rivadavia. Predicaban allí la introducción de las costumbres y políticas europeas, contrarias al supuesto “atraso” criollo al que había que desplazar. Además, ya venían fogoneando pactos secretos con los marinos franceses que, en marzo de 1838, dieron un ultimátum a Rosas antes de bloquear sin derecho alguno nuestras rutas marítimas.

El bloqueo de la escuadra francesa al puerto de Buenos Aires, ocurrido el 28 de marzo de 1838, con el contralmirante Leblanc a la cabeza, significó el destape traidor de los intelectuales porteños, quienes vieron, en dicha acción, la posible instauración del afrancesamiento político, social y cultural que predicaban. Años más tarde, Juan Bautista Alberdi dirá lleno de entusiasmo: “El año 37 vino a cambiar la faz de las cosas… Se comprendió, entonces, que un cambio inmediato era posible viniese de fuera de la República Argentina. La juventud dejó inmediatamente la revolución inteligente, y se entregó a la revolución armada: dejó las ideas y tomó la acción; este cambio le pareció preferible por ser más corto. Diplomacia, concesiones, manejos parlamentarios, todo quedó a un lado con las letras: la juventud dio la cara y se proclamó en guerra abierta con la tiranía”.

Uno de los más comprometidos con las elucubraciones francesas y unitarias era Esteban Echeverría, que ganó muchos adeptos entre los muchachos que se reunieron para darle vida al Salón Literario y a la redacción de La Moda. Todos ellos participaban de sus mismas ideas, que habían adquirido en la lectura de los libros, revistas y autores que invadieron el país a causa de la revolución liberal de Francia de 1830.

No fue extraño que las clases altas de Buenos Aires adoptasen modismos exóticos y románticos, ni que alguna niña distinguida recitara, acompañada del piano, algún poema del novelista francés Alfredo de Vigny. Obedeciendo un mandato impostergable, los “iluminados” se dieron a la transformación de la cultura nativa para reemplazarla por otra desarraigada y para unos pocos. Detrás de estas agitaciones culturales se encontraba la mano de Echeverría y su séquito de entusiastas seguidores. Pero ellos no quedarían conformes, puesto que pretendían modificar la sociedad desde un terreno meramente político. Cuando esto tuvo lugar a través de la Asociación de Mayo, Rosas los controló pero sin violencias de ninguna naturaleza. Nadie de los subversivos fue expulsado de la Confederación Argentina o forzado a emigrar; no existe documento conocido que lo compruebe.

De modo que, algunos ex integrantes de La Moda y del Salón Literario continuaron viviendo tranquilamente en Buenos Aires, como ser Vicente Fidel López, Tejedor, Juan María Gutiérrez, José Barros Pazos, Diego Arana, Rafael Corvalán, etc., etc. Sin embargo, ellos planificarían el asesinato del Restaurador de las Leyes comprando la voluntad de un fiel colaborador suyo, el coronel Ramón Maza. El fracaso de la revuelta franco-unitaria de los “Libres del Sur” en 1839, determinó no solamente el ajusticiamiento de Maza sino también el exilio de prácticamente todos los intelectuales que fueron parte de La Moda, el Salón Literario y la secreta Asociación de Mayo.

Autor
Gabriel Oscar Turone

Bibliografía
Chávez, Fermín. “Iconografía de Rosas y de la Federación”, Tomo II, Editorial Oriente, Agosto 1970.
Chávez, Fermín. “La cultura en la época de Rosas”, Ediciones Theoría, Mayo de 1973.
Periódico “El Restaurador”, Ciudad de General San Martín, Año II – N° 7, Junio 2008.
Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas, N° 15-16, Buenos Aires, Agosto de 1951.

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