En el pensamiento y en la sensibilidad de Mitre, el republicano integral que siempre había sido y el editor de periódicos que ahora anhelaba volver a ser, se interrelacionaban desde lo más profundo de su manera de vivir y de sentir las cuestiones de la vida pública. En el horizonte que abrían su vocación de historiador y su antiguo fervor de hombre de prensa, el pasado se fusionaba con el presente y el futuro se encaminaba hacia la búsqueda apasionada y racional de la verdad, proyectándose hacia un tiempo sin tiempo abierto a todas las dimensiones de la cultura y de la vida. Ese era el espíritu que presidía su intención de fundar La Nacion, un diario que daría testimonio de las luces o las sombras que el porvenir reservaba a los argentinos.
Respecto de la forma y el estilo moral con que Mitre afrontaba su responsabilidad como editor de un nuevo órgano de prensa, puede ser útil la relectura de un fragmento de la carta que le dirigió a Juan Carlos Gómez el 18 de diciembre de 1869 para comunicarle su decisión de fundar un nuevo diario. Dice Mitre en esa carta: "Hijo del trabajo, cuelgo por ahora mi espada, que no necesita la patria, y empuño el componedor de Franklin". Le dice también Mitre a su interlocutor: "Invito a usted a venir a visitarme a la imprenta. Allí, en medio de los tipos y las prensas, me encontrará otra vez en el punto de partida". Se refería a lo que el periodismo había significado para él en sus años juveniles, cuando recorría las calles de Montevideo, la ciudad en la cual vivía el exilio que le había impuesto Rosas, ofreciendo a diferentes empresas editoras sus primeros artículos y sus primeras cuartillas literarias. La imagen de Mitre como fundador de La Nacion se recorta con rasgos muy fuertes y hasta parece aportar un sello perdurable de coherencia moral, al menos en la dimensión del imaginario invisible que distingue y moviliza a muchos de sus lectores.
La Nacion sucedió en el tiempo a otro periódico que había acompañado de cerca a Mitre durante su presidencia: La Nación Argentina, fundado por José María Gutiérrez. Por eso en el primer editorial del nuevo diario, publicado el mismo 4 de enero de 1870 y titulado "Nuevos horizontes", se aclara ?sin dejar espacio a confusiones? que La Nacion no va a tratar de cubrir un puesto de combate en las luchas intestinas que definen el rumbo político del país, sino que intentará ser para los argentinos una auténtica "tribuna de doctrina". Su misión no será defender determinadas posiciones en el entramado político nacional, sino servir a la difusión de corrientes de ideas y de pensamiento en las que afloren los ideales y los valores que orientan la marcha del país hacia un horizonte luminoso de progreso moral y material y hacia su irrenunciable destino republicano.
Esa fue La Nacion que salió a la calle un 4 de enero de 1870. Un diario que acostumbró al país a mirarse a sí mismo desde un nivel de objetividad, equilibrio y seriedad que empieza en las características de su estilo sobrio y señero y culmina en su permanente convocatoria a la paz, a la reconciliación y a la unidad nacional dentro de los inmodificables lineamientos del pluralismo democrático.
http://www.lanacion.com.ar
Respecto de la forma y el estilo moral con que Mitre afrontaba su responsabilidad como editor de un nuevo órgano de prensa, puede ser útil la relectura de un fragmento de la carta que le dirigió a Juan Carlos Gómez el 18 de diciembre de 1869 para comunicarle su decisión de fundar un nuevo diario. Dice Mitre en esa carta: "Hijo del trabajo, cuelgo por ahora mi espada, que no necesita la patria, y empuño el componedor de Franklin". Le dice también Mitre a su interlocutor: "Invito a usted a venir a visitarme a la imprenta. Allí, en medio de los tipos y las prensas, me encontrará otra vez en el punto de partida". Se refería a lo que el periodismo había significado para él en sus años juveniles, cuando recorría las calles de Montevideo, la ciudad en la cual vivía el exilio que le había impuesto Rosas, ofreciendo a diferentes empresas editoras sus primeros artículos y sus primeras cuartillas literarias. La imagen de Mitre como fundador de La Nacion se recorta con rasgos muy fuertes y hasta parece aportar un sello perdurable de coherencia moral, al menos en la dimensión del imaginario invisible que distingue y moviliza a muchos de sus lectores.
La Nacion sucedió en el tiempo a otro periódico que había acompañado de cerca a Mitre durante su presidencia: La Nación Argentina, fundado por José María Gutiérrez. Por eso en el primer editorial del nuevo diario, publicado el mismo 4 de enero de 1870 y titulado "Nuevos horizontes", se aclara ?sin dejar espacio a confusiones? que La Nacion no va a tratar de cubrir un puesto de combate en las luchas intestinas que definen el rumbo político del país, sino que intentará ser para los argentinos una auténtica "tribuna de doctrina". Su misión no será defender determinadas posiciones en el entramado político nacional, sino servir a la difusión de corrientes de ideas y de pensamiento en las que afloren los ideales y los valores que orientan la marcha del país hacia un horizonte luminoso de progreso moral y material y hacia su irrenunciable destino republicano.
Esa fue La Nacion que salió a la calle un 4 de enero de 1870. Un diario que acostumbró al país a mirarse a sí mismo desde un nivel de objetividad, equilibrio y seriedad que empieza en las características de su estilo sobrio y señero y culmina en su permanente convocatoria a la paz, a la reconciliación y a la unidad nacional dentro de los inmodificables lineamientos del pluralismo democrático.
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