Había una vez un equipo formado por empleados de una tienda, que llegó a ser el máximo campeón internacional… Así podría empezar un cuento que narre la trayectoria del Club Atlético Independiente. Pero no. Esta historia no tiene nada de cuento; es plenamente real. Y apasionante. Porque los orígenes del “Rey de Copas se remontan a décadas atrás de que se conquistara el primer trofeo continental.
Las hazañas del “Rojo de Avellaneda” comenzaron antes de ser rojos y de instalarse para siempre en Avellaneda. Los historiadores señalan a la esquina de Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) y Perú como punto fundacional de esta pasión llamada Independiente. Allí funcionaba desde principios de siglo pasado una de las tiendas de mayor categoría de Buenos Aires: “A la ciudad de Londres”. Un grupo de empleados tomó la decisión de formar un equipo de fútbol, al que bautizaron Maipú Banfield. Pero esta formación no le daba cabida a todos los trabajadores de la casa, como por ejemplo los cadetes, aunque todos ellos pagaban religiosamente su cuota mensual de 50 centavos, Otro grupo de cadetes y vendedores eligió reunirse, a escondidas de los jefes, para encontrar una solución.
Ya había anochecido, el 4 de agosto de 1904, cuando estos empleados sin lugar en el equipo se reunieron a tomar un café en la calle Victoria, a metros de la tienda. Rosendo Degiorgi, quien se desempeñaba en la sección Zapatería, fue el primero en tomar la palabra. La propuesta era concreta, “independizarse” del Maipú Banfield y fundar un nuevo club. La totalidad de los presentes estuvo de acuerdo.
Asistieron Marcelo Degiorgi, Luis y Nicolás Bassou, Daniel Bevilacqua, Fernando Azispuru, Antonio y Nicolás Cabana, y J.F. Ipart. Entre todos se repartieron los cargos de la primera Comisión Directiva, y el honor de ejercer la primera presidencia provisoria recayó en Rosendo Degiorgi, por ser el impulsor de la idea. Una de las primeras misiones de los flamantes dirigentes consistió en sumar adherentes, tanto para el club como para formar el equipo.
Así fue como llegaron Manuel Pardiñas, Cristóbal García, Carlos y Ernesto Degiorgi, Manuel Martín, Severo Rodríguez, Alberto Ferrier, Arístides, Alfredo y Edelmiro Langone, Francisco Marystani y Juan Darnay. Se reunieron todos en la improvisada sede de Montevideo 1585, en Barrio Norte… en realidad, la casa de Rosendo Degiorgi. Entre todas las deliberaciones, quedó firme una intención: convocar a una nueva asamblea para oficializar la fundación. La cita era el 1° de enero de 1905, pero no se pudo realizar por falta de quórum. Quizá algún festejo excesivo del Año Nuevo impidió a algunos llegar en un estado presentable. Igualmente, los que sí concurrieron, establecieron ese momento como la de la fundación oficial, y designaron a los inscriptos hasta esa fecha como socios fundadores.
Finalmente, se encontraron el 25 de marzo, donde se designó a Arístides Langone como presidente, a Daniel Bevilacqua como secretario y a Juan Artau como prosecretario. Carlos Degiorgi quedó en el cargo de protesoreso y los vocales fueron Andrés Ferrier, Víctor Camino y José Hermida. Entre las primeras medidas, se estableció una cuota de 25 centavos para los socios comunes y el doble para los que ocupaban cargos directivos, que, en principio, sería destinada a la compra de una pelota de cuero que costaba $8, 50 y un sello para las actas por el que pagaron $1, 50.
Así nació oficialmente el Independiente Foot Ball Club. Sus miembros ya no tenían que protestar más contra los compañeros de tienda que los apartaban del Maipú Banfield. Una nueva historia estaba comenzando, aunque ninguno imaginó cuán grande sería la gloria que les esperaba en los años por venir.
http://www.diablosdeavellaneda.com.ar/historia/
Las hazañas del “Rojo de Avellaneda” comenzaron antes de ser rojos y de instalarse para siempre en Avellaneda. Los historiadores señalan a la esquina de Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) y Perú como punto fundacional de esta pasión llamada Independiente. Allí funcionaba desde principios de siglo pasado una de las tiendas de mayor categoría de Buenos Aires: “A la ciudad de Londres”. Un grupo de empleados tomó la decisión de formar un equipo de fútbol, al que bautizaron Maipú Banfield. Pero esta formación no le daba cabida a todos los trabajadores de la casa, como por ejemplo los cadetes, aunque todos ellos pagaban religiosamente su cuota mensual de 50 centavos, Otro grupo de cadetes y vendedores eligió reunirse, a escondidas de los jefes, para encontrar una solución.
Ya había anochecido, el 4 de agosto de 1904, cuando estos empleados sin lugar en el equipo se reunieron a tomar un café en la calle Victoria, a metros de la tienda. Rosendo Degiorgi, quien se desempeñaba en la sección Zapatería, fue el primero en tomar la palabra. La propuesta era concreta, “independizarse” del Maipú Banfield y fundar un nuevo club. La totalidad de los presentes estuvo de acuerdo.
Asistieron Marcelo Degiorgi, Luis y Nicolás Bassou, Daniel Bevilacqua, Fernando Azispuru, Antonio y Nicolás Cabana, y J.F. Ipart. Entre todos se repartieron los cargos de la primera Comisión Directiva, y el honor de ejercer la primera presidencia provisoria recayó en Rosendo Degiorgi, por ser el impulsor de la idea. Una de las primeras misiones de los flamantes dirigentes consistió en sumar adherentes, tanto para el club como para formar el equipo.
Así fue como llegaron Manuel Pardiñas, Cristóbal García, Carlos y Ernesto Degiorgi, Manuel Martín, Severo Rodríguez, Alberto Ferrier, Arístides, Alfredo y Edelmiro Langone, Francisco Marystani y Juan Darnay. Se reunieron todos en la improvisada sede de Montevideo 1585, en Barrio Norte… en realidad, la casa de Rosendo Degiorgi. Entre todas las deliberaciones, quedó firme una intención: convocar a una nueva asamblea para oficializar la fundación. La cita era el 1° de enero de 1905, pero no se pudo realizar por falta de quórum. Quizá algún festejo excesivo del Año Nuevo impidió a algunos llegar en un estado presentable. Igualmente, los que sí concurrieron, establecieron ese momento como la de la fundación oficial, y designaron a los inscriptos hasta esa fecha como socios fundadores.
Finalmente, se encontraron el 25 de marzo, donde se designó a Arístides Langone como presidente, a Daniel Bevilacqua como secretario y a Juan Artau como prosecretario. Carlos Degiorgi quedó en el cargo de protesoreso y los vocales fueron Andrés Ferrier, Víctor Camino y José Hermida. Entre las primeras medidas, se estableció una cuota de 25 centavos para los socios comunes y el doble para los que ocupaban cargos directivos, que, en principio, sería destinada a la compra de una pelota de cuero que costaba $8, 50 y un sello para las actas por el que pagaron $1, 50.
Así nació oficialmente el Independiente Foot Ball Club. Sus miembros ya no tenían que protestar más contra los compañeros de tienda que los apartaban del Maipú Banfield. Una nueva historia estaba comenzando, aunque ninguno imaginó cuán grande sería la gloria que les esperaba en los años por venir.
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