lunes, 10 de agosto de 2009

Historia del colectivo II

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Los colectivos clásicos.
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Fue en esta etapa que el colectivo llegó al formato que conservó durante casi diez años, el de los recordados Once Asientos. No obstante, registramos suficientes cambios estilísticos que hacen necesaria su división en dos sub-etapas.
Pese a conservar inalteradas sus medidas básicas (dispuestas por una ordenanza promulgada en 1932, que buscó evitar que los colectivos continuaran su constante crecimiento). Las últimas unidades de once asientos son muy diferentes a las primeras.

Primera sub-etapa (1934 - 1936).

Podríamos calificar su styling como una transición entre los protocolectivos y los colectivos clásicos más recordados. Se observa una combinación de detalles heredada de los primeros (como las banderas -principal de madera y secundaria luminosa- y el parabrisas muy pequeño) con implementos casi desconocidos hasta el momento, como las puertas plegadizas y la pollera, que permitió disimular el chasis del camión.
La altura total del vehículo aumentó, esto permitió cargar un par de pasajeros de pie, aunque debían viajar agachados. La rueda de auxilio se ubicó en la culata, lugar que conservó por varios años. Se generaliza el uso de los filetes.


En este Chevrolet de 1934 ó 1935, perteneciente a la desaparecida y extensa línea 3, que unía Plaza Miserere con Villa Ballester, se aprecian todos los detalles que distinguieron a esta subserie. Como se ve, aún conserva la bandera de madera y el parabrisas pequeño característicos de los protocolectivos que, combinados con la pollera y la puerta plegadiza (que no aparece por estar abierta, pero se adivina por el formato del escalón del estribo), dieron forma a este escalón evolutivo del colectivo porteño. (Foto: Archivo General de la Nación).

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Segunda sub-etapa (1937 - 1942).
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Es en este momento que el colectivo adopta un formato más agradable, el más recordado, mediante la incorporación de la bandera luminosa en su frente.
Se logró un formato más armónico y redondeado, que acompañó la evolución estilística durante décadas. Pese a crecer y cambiar radicamente su aspecto, las formas básicas del colectivo fueron las implementadas en este modelo.
Su pollera se alargó hasta quedar en línea con el estribo y el gotero, aditamento de chapa ubicado en el extremo superior de las puertas y ventanillas que impedía que las gotas de lluvia chorrearan y salpicaran a los pasajeros, tomó su forma más característica (continua a lo largo de todo el coche).
Si bien ya era un implemento conocido, hasta la versión anterior algunas carroceras lo diseñaron de formato individual. O sea que cada ventanilla tenía su propio gotero (ver foto de la versión anterior para ilustrarse). El formato masificado en esta versión también fue utilizado en la anterior por varias firmas, pero fue en ésta que todas, sin distinción, lo adoptaron como propio.
Este modelo fue el primero al que se lo adaptó para llevar ruedas traseras dobles (conocidas en la jerga como duales) para mejorar su estabilidad. Varios vuelcos, algunos con consecuencias desgraciadas, llevaron a reglamentar su adopción.
Pese a los años transcurridos algunos detalles de sus ancestros, los automóviles, continuaban vigentes: aún las ventanillas subían y bajaban mediante la tan conocida manija giratoria.
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En este Chevrolet de 1938 carrozado por La Maravilla, de la tan célebre línea 60, se aprecia el nuevo formato de su frente y la pollera en línea con el vano de la puerta. Aún conserva la configuración primitiva de su tren trasero, con ruedas simples. (Foto: Colección José Luis González).

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