domingo, 9 de agosto de 2009

Historia del colectivo I

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Dividiremos su historia por etapas, con nombres arbitrarios. Los años consignados en su mayoría son estimados, pues ninguna tiene un comienzo y un final concreto porque los cambios de styling fueron graduales: no todas las carroceras cambiaban sus modelos a la par y siempre, así como había revolucionarios que ofrecían al mercado productos innovadores, no faltaba el tradicionalista que se aferraba a las viejas soluciones estilísticas hasta que su obsolescencia conducía a una modernización un tanto forzosa.

Es lógico comenzar desde el principio. Viajemos imaginariamente en el tiempo, hasta el 24 de septiembre de 1928.

Los taxis colectivos (1928 - 1930).

Los primeros colectivos fueron, ni más ni menos, los automóviles de alquiler con el reloj taxímetro tapado y con carteles de quita y pon, muchas veces de manufactura casera, que indicaban el recorrido.

Generalmente la capacidad era de siete pasajeros sentados (viajar parado en ese tipo de vehículo era, digamos, imposible), más el chofer. A los cinco asientos disponibles se le agregaban los traspuntines (también llamados transportines), que permitían cargar dos pasajeros más, un tanto apiñados.


Una escena cotidiana a fines de la década de 1920, tomada en proximidades de la estación Liniers del Ferocarril Oeste: los pasajeros se acomodan como pueden en un taxi colectivo que, como se aprecia en la imagen, no es más que un automóvil de alquiler con los carteles indetificatorios de línea y recorrido. (Foto: revista Caras y Caretas - Colección Adalberto Nogués).

Los autos colectivos (1929 - 1931).

Su aspecto exterior era el mismo de sus predecesores, con la lógica diferencia de tamaño debido a su alargue. En algunas unidades, algo más avanzadas, se reemplazó la capota de lona y los primeros techos metálicos aparecieron en escena.
Según testimonios, no soportaron las exigencias del servicio y su duración fue efímera. Y los sucesores no tardaron en llegar.

Como se ve, los autos colectivos no diferían demasiado en aspecto de un automóvil normal, excepto por su tamaño. En la foto, se ve una unidad de la entonces línea 26, actual 56 (Foto: Archivo General de la Nación).






Los "protocolectivos" (1931 - 1934).

En esta etapa se abandonó el formato del automóvil para aproximarse a la de un vehículo de transporte público hecho y derecho, de allí el nombre de Protocolectivos (primeros colectivos). Fueron los primeros modelos carrozados sobre chasis cortos de camión, aptos para resistir el diario trajinar. La capacidad de pasajeros sentados normalmente ascendía a diez.
Hacia el final de esta etapa surgieron algunos modelos con puerta plegadiza y bandera luminosa de destinos suplementaria de la de madera, detalles de avanzada copiados de los ómnibus.



Un clásico ejemplar de protocolectivo, perteneciente a la línea 1, que luego fuera rebautizada como Primera. El estribo y la ubicación de la rueda de auxilio son los detalles que evidencian que los carroceros aún no terminaban de despegarse de las formas estilísticas de los automóviles. (Foto: publicación desconocida. Colección Néstor Carcani).


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