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Producido para RIMAweb por Irene Ocampo y Elizabeth Fernández.
Datos Biográficos
Cecilia Grierson, nació en Buenos Aires el 22 de noviembre de 1859 y murió en la misma ciudad el 10 de abril de 1934.
Cecilia transcurió su niñez en los campos de Entre Ríos en el litoral argentino. Sus padres, John Parish Robertson Grierson, descendiente de los primeros colonos escoceses que llegaron al país y Jane Duffy, de origen irlandés, explotaron un campo en Entre Ríos y la situación económica de la familia fue holgada. Ellos enviaron a Cecilia a estudiar a Buenos Aires pero por poco tiempo, la guerra y la enfermedad de su padre quebraron la situación económica de los Grierson y regresó a ayudar a la familia. Comenzó entonces lo que sería su primera vocación: la docencia. Apenas con trece años ya enseñó en la escuela rural junto a su madre durante tres años.A la muerte de su padre volvió a Buenos Aires y se empleó como institutriz de una familia adinerada y comenzó a estudiar magisterio en la Escuela Normal Nº 1 de Barracas, donde se recibió en 1878, a los 19 años. Sarmiento le ofreció un puesto en una escuela de varones donde trabajó por un tiempo. La muerte de su amiga Amelia Köenig, víctima de una enfermedad, la llevó a cambiar sus rumbos y se decidió a matricularse en la Facultad de Medicina e hizo su propia “defensa” escrita para obtener un permiso especial por ser mujer. Grierson estudió en una atmósfera de críticas, comentarios malévolos y burlas de sus compañeros. Mientras cursaba las materias de grado obtuvo el cargo de ayudante de histología ad honorem de la Facultad y, en 1885, el de practicante de la Atención Pública (Asistencia Pública) en distintos hospitales. Durante su paso por la Asistencia Pública, organizó el servicio de ambulancias con sus respectivas campanas de alarma, una novedad absoluta ya que este sistema era exclusivo por entonces de los bomberos. En 1886, durante la epidemia del cólera, atendió eficientemente a los enfermos de la Casa de Aislamiento (hoy Hospital Muñiz) donde cosechó las primeros y sinceros reconocimientos. Comenzó allí a ver la necesidad de formar personal auxiliar del médico de modo innovador para la Argentina de entonces, volcando en la enseñanza de la enfermería los nuevos enfoques europeos y fundamentalmente británicos. Fundó la primera Escuela de Enfermeras del país, inspirada en los informes de la III Conferencia Internacional de la Cruz Roja, respecto a las escuelas de samaritanas.
En 1888 fue practicante en el hospital Rivadavia, un hecho que fue revolucionario. Un año después defenció y aprobó su tesis, Histero-Ovariotomías efectuadas en el Hospital de Mujeres desde 1883 a 1889 recibió el 2 de julio de 1889, de manos de la máxima autoridad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, el título de médica cirujana.Ingresó al Hospital San Roque (hoy Ramos Mejía) allí consolidó su convencimiento de profesionalizar la práctica de la enfermería, luego de sus experiencias, tanto en el Dispensario de Vacunación –que instaló la Cruz Roja en 1891 durante la epidemia de viruela– como en la atención a los heridos durante la Revolución de 1893. En 1891 creó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino oficialmente, implantó el Curso de Masajistas escribiendo posteriormente el libro Masaje Práctico, ambos antecedentes fueron claves en el desarrollo local de la kinesiología moderna.
En 1892 creó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, publicó un libro sobre la atención de heridos en accidentes. Paralelamente, Grierson dictó clases de anatomía en la Academia de Bellas Artes, y atendío en su consultorio psicopedagógico gratuito dedicado a la niñez con retardo.Fue enviada a Europa por el gobierno para conocer la realidad educativa del Viejo Continente, a su vuelta propuso cambios en las currículas de las escuelas profesionales argentinas, publicó el libro Educación Técnica de la Mujer. En 1899 fue a Londres invitada por el Consejo Internacional de Mujeres y se le encargó la fundación de la rama argentina, lo que realizó al año siguiente. En oportunidad de esos viajes, estudió los métodos para el tratamiento de ciegos y sordomudos, en tanto que luego y ya en París, asistió a las mejores clínicas de obstetricia y ginecología. Introdujo por primera vez en el país material didáctico para este tipo de discapacitados, a la vez que estableció en Buenos Aires el Instituto de Ciegos. En 1901 fue fundadora de la Asociación Obstétrica Nacional y de la Revista Obstétrica.Cumplió un rol destacado en los primeros años de vida del Partido Socialista Argentino. Junto a Alicia Moreau de Justo, Elvira Rawson y Julieta Lanteri-Renshaw, iniciaron la lucha por los derechos civiles y políticos femeninos. Cecilia peleó por la completa igualdad jurídica de las mujeres, entre ellos el divorcio y la ciudadanía política. En 1900 fomentó la creación del Consejo Nacional de Mujeres, ella propició una relación integral entre la emancipación femenina, el mejoramiento de la maternidad y la promoción social de los desamparados, que debian comenzar por la madre y la niñez. En 1910 presidió del Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina.
Tras una actividad incansable, que había sido en su mayor parte ad honorem, al pedir la jubilación sólo le reconocieron 22 años de servicio de los 25 de ejercicio de la medicina y 45 que llevó trabajados como docente, y se le concedió solamente una modesta pensión graciable. Ya enferma, se retiró definitivamente y se instaló en la localidad de Los Cocos en Córdoba, a la que donó un terreno al Consejo Nacional de Educación para construir una escuela y una casa de descanso para docentes. El hecho que más le dolió fue que nunca pudo ejercer una Cátedra en la Facultad de Medicina.
“Intenté inútilmente ingresar al Profesorado de la Facultad en la Sección en la que podia enseñar [...] No era posible que a la mujer que tuvo la audacia de obtener en nuestro país el título de médica cirujana, se le ofreciera alguna vez la oportunidad de ser jefa de sala, directora de algún hospital o se le diera algún puesto de médica escolar, o se le permitiera ser profesora de la Universidad. Fue únicamente a causa de mi condición de mujer (según refirieron oyentes de los miembros de la mesa examinadora) que el jurado dio en este concurso de competencia por examen, un extraño y único fallo: no conceder la cátedra ni a mí ni a mi competidor, un distinguido colega. Las razones y los argumentos expresados en esa ocasión llenarían un capítulo contra el feminismo, cuyas aspiraciones en el orden intelectual y económico he defendido siempre”
Fuentes:
Matilde Sellanes, Buenafuente Salud, 3 de enero de 2004.
Ana María Portugal, Mujeres Hoy, El portal de las mujeres latinoamericanas,
17 de julio de 2003.
Dora Barrancos, "Inclusión Exclusión. Historia con mujeres". Fondo De Cultura Económica. Buenos Aires, 2001.
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