lunes, 27 de enero de 2020

El caserón de Rosas (período 1895-1898) – Parte 1


1. Antecedentes históricos, edilicios, ambientales y socio culturales

La historia de Palermo, como zona descampada se remonta a la conquista de las costas del Río de la Plata. Desde el siglo XVI había sido una parte semiabandonada, poco poblada, aunque dedicada a la agricultura. Este sector (norte de la ciudad en el bajo, entre la barranca y el Río de la Plata) fue dedicado por Garay a las chacras de cultivo, se repartieron unas sesenta de ellas. Esta división careció de amojonamientos lo que produjo posteriores conflictos por saber si la tenencia de las tierras comenzaba desde la orilla del río o desde la barranca1.

Juan Domínguez Palermo unificó un sector de esta zona y se dedicó al cultivo de la vid, trigo y árboles frutales. El nombre de Palermo se fue generalizando y es el origen de la toponimia del lugar. Se oficializó en 1808, cuando autorizado por Santiago de Liniers se creó el Partido de Palermo, como un desprendimiento del Partido de San Isidro. Se extendía desde los Colegiales hasta los Corrales de Miserere2.

La falta de caminos hacia esta zona inaccesible y la desembocadura del arroyo Maldonado, límite de lo que sería Palermo, fue hasta principios de nuestro siglo un juncal de difícil acceso. Rosas decidió hacia 1836, realizar una gran labor de relleno en la zona, baja y arcillosa, trasladando humus desde la zona de Belgrano, hacia el Río de la Plata, rellenando y cubriendo los desniveles. También trasladó tierra desde la boca del arroyo Maldonado y el bajo de la Recoleta. Luego de dos años de acarreos la zona se transformó en un sector apto para cultivo. Rosas ocupó el espacio que queda comprendido actualmente, entre el ex arroyo Maldonado, las avenidas del Libertador y República de la India y el río. Este último corría aproximadamente donde está hoy la costanera. Además se hicieron terraplenes de desagüe y largos canales perpendiculares para desgastar las lluvias rápidamente.

En la parte norte subdividió las tierras en cuadrados rodeados por canales y caminos, donde se cultivaron árboles traídos de todo el país, especialmente naranjales y durazneros. La actual avenida Sarmiento dividía en dos partes el terreno y del otro lado se hallaba el caserón y los jardines. Estos últimos representaban un verdadero paisajismo con diseños de canteros de flores, una avenida arbolada hacia el río y toda clase de plantas. Entre los árboles se ubicaron bustos de mármol sobre pedestales y un largo canal rectificado rodeado por rejas de hierro y pilares de mampostería, que servía para baño y como pileta decantadora. Incluso se construyó una pérgola de madera con cúpula, cubierta de plantas para el baño de Manuelita. Sobre el «baño de Manuelita»3 se publicaron diversos trabajos que mencionamos en las notas bibliográficas. Lo más llamativo en su época fue un barco que había encallado tras una tormenta y que Rosas remodeló y transformó en salón de baile.

Hacia 1836 comenzaron las obras de la residencia. No está demostrado todavía quien fue el autor del proyecto, pero sabemos que la obra fue dirigida por el maestro Miguel Cabrera4. El edificio poseía una planta rectangular con cuatro torreones articulados en los vértices. El rectángulo mayor estaba ocupado por las habitaciones en hileras unidas a través de galerías y pasillos exteriores, comunicados hacia un gran patio central. En el torreón hacia el sur estaba instalada la capilla dedicada a San Benito, cuyo nombre desde hacía tiempo estaba en estrecha relación con Palermo5. En 1838 todo el trabajo había sido finalizado.


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