El “Petit Café” era una confitería tradicional del Barrio
Norte. Estaba situada en Santa Fe pasando Callao, más precisamente en Santa Fe
1820, en “la gran vía del norte”, según era costumbre decir. Se había
inaugurado a fines del siglo XIX y perdurará hasta la década del setenta.
La confitería era de estilo art-déco; disponía de dos
salones amplios con grandes espejos, columnas de mármol, aplicaciones de hierro
forjado, bronces y tulipas. Las mesas eran de mármol veteado, sobre las que se
apoyaban grandes ceniceros de quebracho, y las sillas de cuero, comodísimas. Al
fondo estaba la peluquería para caballeros. En un tiempo se consumieron
“chatos” de cerveza, los proverbiales sándwiches triples, los canapés, y en los
cuarenta y cincuenta está de moda beber Cuba-libre, o claritos cuando toca
ostentar ante el mozo de la “Meca” de Santa Fe y Callao.
UNA HISTORIA SIGNIFICANTE
A grandes trazos, en su larga historia, la confitería fue
una parte significativa de la vida de la ciudad. En un primer sentido, en la
existencia circular del barrio, privilegiado y elegante. Aún lo es, aunque para
muchos no es ni la sombra de lo que fue. Se dice que el barrio está en
decadencia. En segundo lugar, el “Petit Café” emblematizó la opinión de los
argentinos. Ha sido un símbolo, y por dicho carácter debió pagar las
consecuencias.
En los años cuarenta y cincuenta, cuando el país estaba
duramente dividido entre peronistas y antiperonistas adquiere resonancia
nacional. La opinión pública, el gobierno de Perón y Evita, la oposición,
etcétera, lo visualizan como uno de los baluartes del antiperonismo. Allí, se
comentaba, se reunían los opositores, los contras; allí concurrían los
jóvenes antiperonistas, los oligarcas y los pitucos del
Barrio Norte a hablar mal del Gobierno, y para complotar. Tal es así, que en la
noche del 15 de abril de 1953 el “Petit Café” fue incendiado intencionalmente y
saqueado; los bomberos aparecieron varias horas más tarde. Ese 15 de abril fue
un día salvaje, que debe llenar de vergüenza a los unos y los otros. Se
pusieron bombas en un acto peronista en la Plaza de Mayo, se
incendiaron locales de partidos políticos, la Casa del Pueblo entre
ellos, y el Jockey Club de la calle Florida.
PERSONAJES Y CULTURA
Al “Petit Café” van los petiteros, así se les denomina,
y la moda se extiende a los barrios. Al petitero lo condiciona la vestimenta, y
en los barrios es una imitación –por lo tanto exagerada y falsa– de
la cultura vestimentaria masculina de la clase media alta. El petitero
advenedizo de los barrios de clase media o de las zonas populares, remeda a los
“niños bien” del Barrio Norte. Veamos la vestimenta: el saco debe ser con dos
tajitos y tres botones (“dos tajitos/ tres botones/ petiteros maricones”). Es
decir, justo, derecho, corto, apretado, comprimido. El pantalón, de acuerdo con
el saquito, también será estrecho, a veces sin botamanga. En el calzado se
imponen los mocasines, la corbata de lana de un solo color o de tipo escocés,
el nudo tradicional, y el cuello de la camisa, de ser posible redondo, se le
encaja la “trabita”, brete que obliga al que la usa a una incómoda posición de
“firme”. El uniforme del petitero es el blazer azul y el pantalón
gris, símil del atuendo de los colegios privados del Barrio Norte, Belgrano,
Devoto, San Isidro. En invierno usa sweter celeste o amarillo.
La cultura petitera es una parodia de aquello que se
considera “bien” obian, según se hable. Es de rigor que el petitero sea
antiperonista, jamás hincha de Boca, afecto al rugby (aunque más nos sea
sentimentalmente) y a todo lo que sea “americano”. Debe bailar exclusivamente jazz y
algún bolero, muy apretado, con las chicas de la barra. El petitero es cursi,
haciendo grave el tono de la voz (habla con la papa en la boca), adoptando un
andar de brazos caídos a lo largo del cuerpo, levemente inclinado hacia
delante, sin arrastrar los pies. Aspira al tipo desemiintelectual, pues para el
petitero un libro bajo el brazo también viste. Parlotea inglés e
“idiomas”, es candidato a estudiar abogacía y se peina con fijador, bien
estirado, exhibiendo un semblante sin barba y sin bigotes. Además es misero:
proviene de colegios religiosos o anda cerca de las parroquias.
LOS QUE LO FUERON ANTES
Aunque el “Petit Café” de Santa Fe y Callao ha desaparecido,
aún quedan petiteros, mejor dicho, ex petiteros en el Barrio Norte. Redondean
los setenta años. Claro, no se visten de la manera distintiva de
entonces ni caminan de ese modo amanerado, pero no se olvidaron los pequeños
detalles de los tiempos idos, sea en el blazer azul, los mocasines,
los peinados. Y, para asombro de la metamorfosis, algunos, en su momento, se
hicieron menemistas.
De Ernesto Goldar)
http://serdebuenosayres.blogspot.com/2011/01/el-petit-cafe-y-los-petiteros.html
Imagen: Antigua máquina expréss.
Imagen: Antigua máquina expréss.
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