miércoles, 8 de mayo de 2019

El virreinato del Río de la Plata - Parte 2


Pero -no olvidemos- la elección de aquel puerto se debió a su importancia geopolítica más que a razones de tipo mercantil: Previniendo al cuidado que puede dar la navegación y entrada de los enemigos por el estrecho de Magallanes al mar del Sur, y que si lo continuasen les sería de muchas utilidad -había advertido Hernandarias a Felipe 111 el 28 de mayo de 1618-, para más facilitarlo, poblar o tener conocido algún puerto de aquella costa, para recogerse y aguardar oportunidad de tiempo, para proseguir sin desgracia este viaje. Inglaterra: no pudo hacerse con Buenos Aires; optó por unas islas inhóspitas, las Malvinas, base estratégica para cualquier incursión en el Atlántico o en el Pacífico.

El despotismo ilustrado

Conviene también tener en cuenta el soporte ideológico que decidió la creación de[ virreinato. Por aquellos lejanos tiempos, la política española estaba orientada por un equipo iluminista que trataba de imitar las acciones de los Borbones franceses. Grimaldi, miembro del equipo que se proponía reformar la vida española, que personalmente había negociado con Francia, en 1761, el segundoPacto de Familia, contra Inglaterra, fue de los ministros cuya cabeza reclamaban los insurrectos que poblaron las calles madrileñas durante las jornadas del 23 al 26 de marzo de 1766. España no era Francia, nación con burguesía, donde las reformas borbónicas aparecían coherentes y no enfrentadas a las tradiciones nacionales, como sí ocurría aquí y también en el virreinato. Los madrileños que tomaron la calle por la famosa orden de modificar capas y sombreros, obraron intuyendo que la bandera de Civilización versus Barbarie escondía otros fines. 

Algún superministro renunció -estos accidentes ya sucedían hace 200 años-, pero ello no modificaría la línea maestra de la política del rey Carlos III. La organización administrativa del virreinato reflejaría, también, las ideas predominantes en la Corte, y en un Gobierno que muchos han calificado como representativo del despotismo ilustrado. Así era; dio un impulso considerable a la reforma administrativa y económica. Internándonos nuevamente en las provincias de Indias, podemos decir que la política real se tradujo en un intento de modernización destinado a un mejor control por la metrópoli, pero también en un cierto desamparo ante la amenaza británica. El proteccionismo monopolista que trataba de frenar el ímpetu expansionista inglés era reemplazado por el Reglamento de Comercio Libre de 1778: los ingleses ganaban así un nuevo mercado para sus manufacturas.

El puerto de Buenos Aires crecía al calor de un tráfico en aumento, provocando un importante desequilibrio interregional: el interior del país argentino se empobrecía paulatinamente. Nacía una tendencia que, con el correr de los años, se convertiría en atrofia. Pero ésta es historia reciente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de agosto de 1976


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