Nacido como Friedrich Rauch el 9 de Agosto de 1790 en
Weinheim, Großherzogtum Baden, estado de Baden-Würtemberg en las
confederaciones del Rhein (unificados por Prusia, hoy Alemania). Luchó en
el ejército prusiano de Blücher contra Napoleón; y ya caído el corso tirano, se
embarcó hacia las Americas.
Arribó al puerto de Buenos Aires el 23 de marzo de 1819, y siguendo los pasos
de otros oficiales alemanes llegados a las pampas -como el célebre barón de Holmberg
a las ordenes de Belgrano durante la guerra de Independencia-, se unió al
ejército criollo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Debido a su experiencia, fué destinado a las agitadas fronteras con el indio.
Su presencia en el extremo sur de Buenos Aires, fué muy apreciada por los
colonos y estancieros, ya que bajo su comando se libró una lucha de extrema
dureza contra los indios. Realizaba constantes patrullas, atacába sin más a los
guerreros de lanzas y no solía tomar prisioneros. Fué galardonado por sus
acciones, y así se lo llegó a conocer como el "guardían de las
fronteras".
Entre 1827 y 1828, el Crnl. Rauch lidero tres campañas militares durante las
cuales la frontera se situó en Melincué, pasando por el fuerte Federación
(fundado el 27 de diciembre de 1827, siendo el origen de la ciudad de Junín),
el 25 de Mayo y Tapalqué, hasta el cabo Corrientes. Todas ellas fueron en
represalia a los constantes malones que asolaban la región, saqueando animales
y masacrando pobladores de los asentamientos rurales.
Primera campaña: partió el 25 de octubre de 1826 con 800
soldados desde Toldos Viejos, unos 50 km al suroeste de Dolores.
Segunda campaña: se inició en noviembre de 1826 con 1.200
soldados de los Regimientos 5º, 6º y 7º de Caballería de Línea.
Tercera campaña: partió a fines de enero de 1827.
En los tres casos, el éxito fue total, causando enormes
daños a los tolderíos indígenas, recobrando ganados y liberando cautivas. El
poeta rivadaviano Juan Cruz Varela futuro instigador del asesinato de Dorrego,
escribió en 1827, estos versos elogiando al militar:
“Joven terrible, rayo de la guerra
espanto del desierto,
cuando vuelves triunfante a nuestra tierra
del negro polvo de la lid cubierto,
te saluda la Patria agradecida
y la campaña rica
que debe a tu valor su nueva vida
tus claros hechos, y tu honor pública”.
El 24 de febrero de 1827, el presidente Bernardino Rivadavia emitió un oficio
que servía como preámbulo a la entrega de un sable en honor del prusiano.
En sus partes militares el coronel Rauch se refería en esta forma a los
indígenas derrotados:
“Hoy, 18 de enero de 1828, para ahorrar balas, degollamos a 28 ranqueles”.
En marzo de 1828, Rauch asume la comandancia del Fuerte Federación, relevando
al comandante Bernardino Escribano, quien había pedido licencia por enfermedad.
En una carta que envía al gobierno, Rauch describe el deplorable estado del
fortín:
“(...) las familias están a la intemperie; por la carestía de géneros y el
escaso sueldo de los maridos se hallan medio desnudas".
Derrota y muerte
Tras la revolución de diciembre de 1828, en la cual el general Juan Lavalle
depuso al gobernador federal Manuel Dorrego, Rauch tomó partido por el jefe
revolucionario. Solicitó permiso al nuevo gobernador para retirarse a Buenos
Aires, por lo que el mando de Fuerte Federación pasó nuevamente al coronel
Escribano, también hombre de Lavalle.
A principios del año siguiente volvió a salir en campaña, para enfrentar a los
federales, que estaban conducidos por Juan Manuel de Rosas, que tenía gran
apoyo entre los gauchos y los indígenas. Las acciones de los aborígenes en
contra de las fuerzas unitarias forzaron a Lavalle a valerse de Rauch para
enfrentarlos.
El 28 de marzo de 1829, "el guardian" lideraba a las fuerzas
unitarias conformadas por tropas de línea del ejército y salteadores pampas
-aborígenes enemigos de los ranqueles- para enfrentar a los federales hacia el
pago de Las Vizcacheras. Cuando se entabla el combate, Rauch cargó con su
propia columna al centro de las fuerzas federales que iban acompañadas de
indios ranqueles. Arrolló con el enemigo a su paso en una carga desesperada,
sin percatarse de que sus dos alas a los flancos eran derrotadas. Eventualmente
és rodeado, y en medio de la lucha su caballo cáe impactado por boleadoras. En
instantes el coronel prusiano és lanceado por el jefe ranquel Nicasio Maciel,
apodado "Arbolito", junto al coronel Nicolás Medina.
Decapitado por los vencedores, su cabeza fué primeramente arrojada en la puerta
de la madre del después coronel federal Prudencio Arnold, a quien Rauch
supuestamente había jurado matar, y luego llevada en triunfo a la ciudad de
Buenos Aires y arrojada en una calle céntrica en señal de desafío. Muestra de
la barbarie de la época.
La tenacidad de Rauch en batalla contra los indios fué de gran provecho para
las nuevas generaciones de oficiales que le sucedieron. Uno de sus
lugartenientes de las fronteras, el futuro Tte. Coronel Hilario Lagos, grácias
a la experiencia bajo el mando de Rauch, fué puesto a la cabéza de toda una
división (la 5ª) durante la Campaña del Desierto del Gral. Roca.
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