martes, 6 de noviembre de 2018

El triunfo electoral de 1913 – Parte 1


El 30 de marzo de 1913, bajo la recientemente implementada Ley Sáenz Peña, el Partido Socialista ganó las elecciones en la ciudad. Las reivindicaciones de las clases trabajadoras pasaron así a ocupar un lugar central en el debate parlamentario.

“Con el sorprendente –dice Enrique Garguin– triunfo electoral del 30 de marzo de 1913 en la ciudad de Buenos Aires, el Partido Socialista (PS) obtuvo para sí la banca de senador y las dos de diputados por la mayoría. El éxito se repetiría al año siguiente y en 1924, interrumpiendo casi una década de predominio radical”. ¿Cuál fue el significado del triunfo electoral del PS? ¿Cómo se insertaba en la estrategia del partido esta victoria? ¿Cuáles eran los objetivos políticos y socioeconómicos del PS?

Juan B Justo, principal dirigente del socialismo argentino de la época, decía que los objetivos fundamentales de los trabajadores argentinos eran “la posesión del poder político, la transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o común”. Y explicaba: “Entendemos por instrumentos de trabajo: la tierra, las minas, los transportes, las fábricas, máquinas, etc.

La organización de la sociedad sobre la base de la federación económica; el usufructo de los instrumentos de trabajo por las colectividades obreras, garantizando a todos sus miembros el producto total de su trabajo y la enseñanza general científica y especial de cada profesión a los individuos de uno y otro sexo (…) En suma: el ideal del Partido Socialista es la completa emancipación de la clase trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes”.

El PS quería alcanzar estos objetivos por medio de la lucha político-electoral. Su idea era conquistar primero una presencia parlamentaria y luego una mayoría en este órgano, a fin de introducir mediante reformas los cambios políticos y socioeconómicos que constituían su horizonte histórico.

El PS reconocía la lucha de clases, pero no la dictadura del proletariado; creía que por medio de la república parlamentaria podía alcanzar gradualmente sus objetivos educando social y políticamente a las clases trabajadoras. Empero, los socialistas eran conscientes del fraude electoral que caracterizaba a la república conservadora. Así decían: “Cada vez que la tea revolucionaria ha iluminado diferentes provincias argentinas, no faltaron estadistas que saliendo a la palestra dijeran: ‘Deponed las armas.


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