Se ha entregado a la venta, haciéndose reservas para casos imprevistos: 50.254.600 litros de nafta y 23.170.822 litros de querosén. El total de lo recaudado por este concepto llegó a 13.371.288 pesos moneda nacional. Este petróleo, desde la salida de los pozos, busca almacenes y cubas donde ser guardado. En Comodoro Rivadavia poseemos 175.000 metros cúbicos de almacén. Plaza Huincul tiene 20.885, Dársena Sud 65.500.
En Santa Fe, Rosario, La Plata, etc., hay 188.084 metros cúbicos de almacén que le esperan.
Nada nos impide creer que la línea ascendente que sigue las explotaciones fiscales del petróleo y sus derivados nos permita saturar el mercado con nuestro producto y eliminar el producto extranjero dentro de breve tiempo.
Una ley fiscal que preocupa al Parlamento debe Destilería fiscal de La Plata y sus almacenes, de una capacidad de 130 mil metros cúbicos. Ofrecernos mayores facilidades en esta política nacional del petróleo.
Los números en su gravedad exponen el estado actual del petróleo argentino, pero esa riqueza así enunciada es sólo un trasunto fugaz de la verdad. Todas las esperanzas están permitidas. El dorado de América se halla bajo la Patagonia.
Su riqueza no ha sido alcanzada todavía. Es incalculable y bella. Varios millones de hombres deformados por el esfuerzo han hecho un campamento entre la piedra árida de Comodoro Rivadavia y el Atlántico Austral, para ofrecernos en su sacrificio la posesión de un bien nuestro que se perdía en el misterio patagónico. Es un campamento, he dicho, una ciudad deleznable hecha con chapas de cinc.
A veces hay que interrumpir la función del teatro, porque los pilludos apedrean las paredes de hojalata y ahogan la voz del piano; a veces es el viento que sopla como si estuviera a sueldo de un rival oculto, y se lleva los techos de los ranchos de los “pioneers”. Son esos hombres que se mueven dramáticamente como en una película del Far West quienes prolongan la soberanía argentina sobre la más palpable de las riquezas actuales. Son el símbolo viviente de nuestro petróleo sin una verdadera defensa aún. La Nación debe destacarse toda ella hasta la fuente del rico mineral. Su economía, la defensa nacional y el honor del país lo reclaman.
Fuente: Revista Caras y Caretas del 13 de agosto de 1927
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