En
julio de 1987 los ministros de Economía, Sourrouille y de Obras y Servicios
Públicos, Terragno anunciaron conjuntamente un paquete de medidas para la
reforma del sector público. En esa oportunidad decía Sourruille:
Las
múltiples funciones del Estado, funciones que fueron surgiendo en el último
medio siglo, no por un capricho ideológico, sino al calor de un consenso social
más o menos espontáneo, hoy ya no pueden ser abarcadas con la debida eficiencia
ni solventadas sin afectar la estabilidad… para avanzar hacia este crecimiento
diferente es preciso actuar sobre una pieza clave en el engranaje de la vida
nacional: el Estado. El Gobierno Nacional ha iniciado ya un proceso de reformas
en el Estado, que hoy nos proponemos profundizar. La crisis del viejo modelo no
se resuelve en la falsa antinomia de más o menos Estado, sino en la
construcción de un
Estado
de nuevo tipo. Gerchunoff.
El
gobierno de Alfonsín no pudo avanzar mucho en este plan de reforma del Estado,
en parte por la oposición del peronismo en el Congreso, y en parte porque los
partidos políticos populares de entonces, incluida la Unión Cívica Radical, se
encontraban sumamente comprometidos con las ideas estatistas y nacionalistas
que habían dominado la mayor parte del siglo XX. Finalmente estas reformas
serán realizadas drásticamente durante el gobierno de Carlos Menem, utilizando
según sus propias palabras, un método de “cirugía mayor sin anestesia”.[24]
Entre
las transformaciones económicas estructurales diseñadas por el gobierno de
Alfonsín, merece destacarse la iniciación de un proceso de integración
económica con Brasil, Uruguay y Paraguay que dio origen al Mercosur. Esta
iniciativa ha sido considerada como “el legado más perdurable de toda la
política económica del gobierno de Alfonsín”.[25]
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