Pero en 1882, Eduardo Madero
presentó un proyecto alternativo que proponía la construcción de dos canales de
acceso en lugar de uno y ubicaba los diques en forma paralela a la costa de la
ciudad.
El proyecto de Madero, con sus
diques paralelos a la costa, imposibilitaba futuros desarrollos, tornaba
extremadamente dificultosa las maniobras de amarre, entorpecía el acceso de los
ferrocarriles y hacía muy costosa la explotación y el mantenimiento de las
obras.
La propuesta de Madero pretendía
justificar el segundo canal, que encarecía el funcionamiento del puerto,
argumentando que era una medida de seguridad para casos en los que fuera
imposible navegar el primero.
Después de una serie de
modificaciones criticables en los presupuestos y condiciones de la obra, en
diciembre de 1884, se firmó el contrato entre el Ministro del Interior y
Eduardo Madero y la obra se llevó a cabo.
Los ingenieros de la empresa
Madero, Hawkshawson & Aiter reprobaron el trazado del canal del
Riachuelo que Huergo había realizado, éste solicitó al gobierno
autorización para revisar el proyecto Madero, y no se lo permitieron.
Entonces, el 5 de enero de 1886.
Huergo renunció a su cargo de Director Técnico de las Obras del Riachuelo.
Inmediatamente emprendió la tarea
de ilustrar a los profesionales por medio de conferencias, artículos y
folletos, sobre las desventajas del proyecto de Madero. Los años fueron
demostrando lo acertado de las opiniones de Huergo, todos los desarrollos
posteriores del puerto han sido construidos con los diques en forma de peine y
se ha adoptado este sistema para otros casos similares al del puerto de Buenos
Aires.
Pero la obra de Huergo no se
agota con el proyecto del puerto de Buenos Aires. En 1870, por encargo del
Gobierno viajó a Inglaterra para contratar la construcción de 120 puentes, cuyo
armado en nuestro país él mismo dirigió.
En 1874 ideó, para la localidad
bonaerense de San Fernando, el primer dique seco construido en la Argentina.
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