El 23 de agosto de 1812 el ejército patriota a las órdenes
del general Manuel Belgrano comienza el heroico éxodo del pueblo jujeño en
dirección a Tucumán. Ante la inminencia del avance de un poderoso ejército
español desde el norte al mando de Pío Tristán, el 29 de julio de 1812,
Belgrano emite un bando disponiendo la retirada general. La orden de Belgrano
era contundente. Había que dejarles a los godos la tierra arrasada: ni casas,
ni alimentos, ni animales de transporte, ni objetos de hierro, ni efectos
mercantiles. Para recordar este heroico episodio transcribimos a continuación
el bando de Belgrano y unos fragmentos del libro Jujuy. Apuntes de su
historia civil.
Fuente: Carrillo, Joaquín, Jujuy. Apuntes de su
historia civil, Universidad de Jujuy, Jujuy, 1989, pág. 142-149.
Los días fastos en que el pueblo conmemoraba los sucesos
nacionales habían ya sido cambiados. (…) En vez del natalicio de los reyes,
comenzaba a marcarse en el calendario popular la festividad nacional del 25 de
mayo, día de libertad y de esperanzas. Jujuy debía celebrarlo con pompa y
solemnizarlo con una ceremonia memorable, que cumplió con entusiasmo sin igual
en los períodos de sus glorias y sus trabajos. El 25 de Mayo era ocasión de
reanimar con formalidades tocantes el espíritu que había comenzado a levantarse
con la marcha del ejército sobre los territorios antes abandonados. El
sentimiento patriótico de Belgrano tuvo fecundidad en la invención de una
ritualidad patriótica para herir el corazón de los pueblos y retemplarlos en la
fatiga, sublimándolos para el sacrificio en el ardor de las más rudas batallas.
Aquel día (25 de mayo de 1812) el ejército apareció de pie,
en formación, cuando el horizonte, tiñéndose del albor esparcido por los rayos
del sol naciente, parece abrirse como inmensa cortina, para que desperado el
orbe eleve sus cánticos: en aquel momento resonó en la plaza municipal de Jujuy
un himno enfático al Dios de la Libertad de América. Lo entonaba aquel pueblo
cuyas masas alternaban con las compañías en organizaciones del ejército de
Belgrano, y de cuya fraternización en el culto patriótico de aquel día, debía
nacer la común resolución de mantener el juramento de ser libres. (…)
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