La
liberalidad del pensamiento político, que así debe ser, porque así son nuestras
tradiciones y así lo establece nuestra Carta Magna; en lo económico el
equilibrio de las variables que tiendan a incrementar la producción, sin entrar
en el proteccionismo a ultranza, pero tampoco en el liberalismo ortodoxo, es la
práctica aconsejada a países con un exiguo grado de desarrollo. Creemos que
Carlos Pellegrini era un pragmático, poniendo énfasis en el industrialismo
utilizando en la práctica esa política de flotamiento de las variables.
La
formación industrialista era natural de su familia, ya que su padre era
ingeniero y había venido al país en 1828 a realizar diversas obras públicas,
que el retraso de las mismas lo obligó a ejercer de pintor y retratista para
solventar a su familia. La ausencia de industrias lo dejó sin alternativas para
su profesión.
En 1883 viajó a Estados Unidos a estudiar los procesos de industrialización,
visitar fábricas, usinas, laboratorios y talleres. Carlos Pellegrini quiso
tomar una visión personal de la forma en que los Estados Unidos de América
había entrado en la industrialización, sabiendo que también la producción
agropecuaria era una de las fuentes de ingresos importantes. Así como
Sarmiento, viajó al país del norte a estudiar la educación de ese país, él
también quería incrementar el trabajo industrial en provecho del pueblo.
Asimismo, visitó Canadá con el mismo propósito.
Roca tenía una gran cualidad natural para evaluar el conocimiento de las
personas y vio en Pellegrini un promotor de la comprensión del país en el
exterior; por eso le encargó que se trasladara a Europa, en representación del
gobierno argentino, para que inicie gestiones de crédito y demuestre a la banca
internacional el campo de inversiones que la Argentina le proponía.
Al respecto Pellegrini manifestó: “... en Londres me aguarda una batalla más
compleja y sutil. Los banqueros ingleses ignoran las enormes posibilidades de
este país. Yo les demostraré la grandeza del cuadro y a buen seguro que abrirán
la bolsa”.
La gira fue harto exitosa y prolifera en entrevistas y jornadas de trabajo,
exhibiendo informes y estadísticas del crecimiento argentino y sus
potencialidades en la cuestión de los recursos naturales y humanos. En materia
política tuvo que acrecentar el convencimiento al explicar la evolución que
habían tenido las instituciones a partir de 1853, con una Constitución vigente
y una República naciente y vigorosa. Su presencia personal, imponente y de voz
firme, daba a la acción la credibilidad que era necesaria para exponer los
temas. Londres y París fueron los teatros de operaciones de Pellegrini y su
gestión fue calurosamente aprobada por el presidente Roca.
Era evidente que Carlos Pellegrini se estaba preparando para ocupar posiciones
trascendentales en la vida institucional del país. Sus viajes al exterior y la
experiencia recogida le han otorgado un pensamiento adelantado para la época.
Antes de los viajes relatados había visitado París, Hamburgo, Viena, Londres y
Egipto en compañía de su esposa.
La modernidad de sus pensamientos y siguiendo la tradición familiar, se declara
partidario del voto femenino y de los derechos civiles de la mujer, conceptos
tan adelantados como el caso del sufragio femenino, que recién se aplicaron
sesenta años después, no como un derecho sino como una obligación; pero voto al
fin.
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