miércoles, 26 de febrero de 2014

Alem, Leandro Nicéforo (reportaje imaginario) - Parte 3


¿Por qué cree que fracasó la Revolución del ’90 que usted encabezó?

Si la revolución no tuvo éxito en el combate, por circunstancias complejas, debo también confesar ingenuamente, que mucho influyó su propia exagerada gentileza, y me es simpático confundirme en esa responsabilidad. 
La revolución debió estallar en casi la totalidad de la república; pero halagado por la idea de que triunfara sin la más mínima efusión de sangre, si fuera posible, habíamos preferido que sólo aquí tuviera lugar, creyendo que la situación que alcanzara determinaría la suerte de toda la república. Yo me congratulo íntimamente de haber contribuido a que el pueblo argentino se haya levantado al unísono con la energía y vitalidad de su carácter a protestar, como corresponde, de sus oprobiosos mandatarios, quedando de hoy en más de pie, firme y sereno con la conciencia de su deber, porque a mi juicio, es este el verdadero y fundamental triunfo de la revolución. 
Lo único que nubla mi espíritu es el recuerdo de los que han caído víctimas de tan sagrado deber y para los que pido la gratitud argentina, aunque comprendiendo que algún sacrificio era indispensable para reparar tan deplorable situación. Pero no derrocamos al gobierno de Juárez Celman para separar hombres y sustituirlos en el mando; lo derrocamos para devolverlo al pueblo a fin de que el pueblo lo reconstituya sobre la base de la voluntad nacional.
 
¿Por qué tomó esa dramática determinación final?

Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. Sí, que se rompa pero que no se doble. He luchado de una manera indecible en estos últimos tiempos, pero mis fuerzas, tal vez desgastadas ya, han sido incapaces para detener la montaña y la montaña me aplastó. Adelante los que quedan. ¡Ah cuánto bien habría podido hacer este partido, si no hubiesen promediado ciertas causas y ciertos factores! No importa, todavía puede hacer mucho. 
Pertenece principalmente a las nuevas generaciones. Ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar la obra: ¡deben consumarla! 

Referencias:
1 Discurso de Leandro N. Alem en el mitin del Frontón Buenos Aires, 13 de abril de 1890, El Nacional, 14 de abril de 1890.


Felipe Pigna


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