La derrota del poderoso Ejército inglés fue funesta, ya que sufrió miles de muertos, heridos y prisioneros, razón suficiente para que los generales ingleses no tuvieran posibilidad alguna de resistir las imposiciones de los vencedores, incluyendo el abandono del Río de la Plata y la restitución de la ciudad de Montevideo. Las declaraciones de los jefes militares vencidos en los tribunales ingleses nos eximen de más comentarios.
DEMOLICIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO
Como muestra tangible de la depredación de la Historia, y el correlato necesario para lograr el ocultamiento, veamos la sistemática demolición de los Monumentos Históricos, en las dos ciudades que fueron escenario popular de los acontecimientos fundacionales de la Patria en 1810 y 1816: Buenos Aires y San Miguel de Tucumán. En la primera, el Fuerte, sede del primer gobierno Patrio de América y la recoba, sepulcro de los ingleses en 1806, fueron demolidos en dos etapas: 1853 y 1882; El Cabildo, sufrió inconcebibles e inexplicables demoliciones parciales.
El Real Colegio de San Carlos, donde estudiaron los líderes revolucionarios y desde cuyas ventanas y techos produjeron a los ingleses las más graves pérdidas, que describió así el teniente coronel invasor Cadogan, encargado de asaltar la Iglesia de San Ignacio: “Avancé con los rifleros hasta el costado oeste del edificio del Colegio de los Jesuitas, cuando al adelantar el cañón…en la entrada principal del edificio, el enemigo apareció de repente en gran número en las ventanas, en las azoteas…En un momento, la totalidad de la compañía de vanguardia de mi columna y algunos artilleros y caballos fueron muertos…”, fue demolido a principios del siglo XX, por lo que el centenario de la Revolución, lo celebraron con una nueva edificación de arquitecto y estilo francés.
La Iglesia de San Nicolás de Bari, demolida en la década infame, en cuyas torres el 23 de Agosto de 1812 se enarbolaron las primeras Banderas Nacionales cuando estaban prohibidas, el mismo día que su creador, Manuel Belgrano, iniciaba el estratégico éxodo popular desde Jujuy.
Por su parte, en San Miguel de Tucumán tampoco se privaron de nada, demoliendo la Casa del Congreso de la Independencia, el Cabildo y la Iglesia de la Merced, a cuya patrona Belgrano entregó su bastón de mando nombrándola Generala de los Ejércitos de la Patria luego de triunfar como dijimos el 24 de Setiembre de 1812.
Pero a semejante perfidia, debemos agregarle las demoliciones de las viviendas de todos los líderes revolucionarios: Manuel Belgrano, Nicolás Rodríguez Peña, Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Saavedra, French, Berutti, San Martín. Un exterminio patrimonial cultural.
En síntesis, se propusieron acabar con la Memoria, sepultar la Verdad. Y hasta hoy lo vienen logrando.
El concepto Bicentenario 1806-1816/2006-2016, eficazmente desarticulado por la contracultura, debemos comprenderlo como la gran escalada revolucionaria liderada por Belgrano y sus compañeros. En ese período se produjeron los sucesos vitales de nuestra Emancipación. Se impone que antes de finalizar el primer período Bicentenario se reconstruyan, al menos en parte, los Monumentos de nuestro Patrimonio Histórico y Cultural.
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