Por sus señalados servicios en la victoria del 20 de febrero de 1.813, se lo ascendió el 25 de mayo a Teniente Primero, con grado de Capitán de la Compañía de Granaderos del Regimiento Nº 6. La efectividad de Capitán, se lo acordó con fecha 10 de agosto.
En la batalla de Vilcapugio, librada el 1º de octubre de 1.813, después de ser abatidos los jefes de su Regimiento, cayó él también al frente de su compañía con un balazo en el pecho. Notando su ausencia, el hermano José Domingo Saravia, que era ayudante mayor, fue en su busca y encontró su cuerpo en medio de cadáveres creyéndolo muerto. Al abrazarlo, como despidiéndose de él, observó que aún respiraba. Pudo alzarlo y, poniéndolo sobre su mula lo alejó del campo de batalla, prestándole todos los cuidados necesarios. A esa eficaz ayuda, y la atención médica posterior, debió José Apolinario que curara de tan grave herida A causa de ello no pudo participar en Ayohuma, siendo enviado a Salta.
Su padre, después de aquellas graves derrotas, imitando al célebre éxodo ordenado por Belgrano en Jujuy, el año 1.812, dispuso otro análogo en el Valle de Lerma, un verdadero repliegue de esas poblaciones, hacia el sur, estableciendo su línea de defensa en Guachipas, posición estratégica que lo alejaba del enemigo, cuando llegara a posesionarse de la ciudad de Salta, mientras mantenía vinculación con el granero del valle calchaquí y también con la línea del Pasaje.
En este último carácter y ya repuesto de la herida de Vilcapugio liberó un recio combate en ‘Sauce Redondo’, el 24 de marzo contando sólo con 30 hombres armados de fusil, mientras el destacamento realista al mando del capitán José Lucas Fajardo se componía de 56 soldados, todos con buen armamento.
El triunfo de Saravia y su gente, que lucharon a “sable, garrote y chuzo en mano” fue categórico: el capitán Fajardo muerto con varios de sus soldados, de los cuales la mitad cayó prisionera. A los vencedores se les llamó ‘Infernales, por su bravura y el empuje arrollador con que peleaban’. (Historia de San Martín, por Mitre Tomo I).
Para valorar la importancia que se asignó a ese combate, pequeño por el número de los contendientes, pero muy significativo en la lucha de guerrillas que se iniciaba, citaré una comunicación del Directorio a San Martín, ordenándole que se le diera a Saravia las más expresivas gracias por su bizarra acción que ha ganado al enemigo en la Serranía del Sauce Redondo con lo que se ha hecho digno de toda su suprema consideración, tanto por las enérgicas y acertadas disposiciones con que reanimó la bravura de las tropas de su mando, cuanto porque espera continúe en lo sucesivo con igual valor, actividad y constancia”.
En este momento y hasta poco después en que llegó a reemplazarlo –por la edad algo avanzada de su progenitor- actuó bajo la comandancia de la zona a cargo del coronel Saravia. Por ello San Martín, desde Tucumán, se dirige a éste felicitándolo por la valerosa "comportación" de José Apolinario Saravia y de su hermano Domingo en la brillante guerrilla del 24.
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