76. DE TAL PALO... Ricardo Alfieri (h) heredó el oficio del padre y trabajó en EG en los ‘70 y ‘80. En 1989, tomó la secuencia de la bengala que cayó a un metro del chileno Roberto Rojas. El arquero simuló una lesión, pero Alfieri tenía el documento. Los dirigentes brasileños se enteraron en el vestuario, pidieron la copia y la remitieron a la FIFA, que la utilizó como prueba y sancionó a Chile y a Rojas. Alfieri no trabajaba esa noche para EG, pero tenía los genes para captar el detalle fuera del foco de acción.
77. UN TESORO. El archivo de EG, fuente de sorpresas. En los últimos años, hubo dos de película: tras una foto de Hugo Pena para una nota con su hijo, Sebastián, encontramos una que juntaba a Pena, Menotti y Bilardo. Es la única imagen conocida de los dos futuros enemigos. Al cumplirse el 25° aniversario del debut de Maradona en Argentinos, en el sobre de Ramón Cabrera, dimos con la foto del primer caño de Diego, que hasta ese momento no había sido publicada.
78. OTRO TESORO. EG llevó por primera vez al querido Negro Fontanarrosa a ver un River-Boca. Ocurrió en 1988, en el Monumental. Una pincelada del comentario: “Está el árbitro y los dos equipos formados para comenzar el partido. Y un césped verde impecable. Cierro los ojos y trato de recordar dónde he visto antes esta escena. Debo remontarme a la infancia: la he visto en las tortas de cumpleaños”.
79. EL ENVIO. Sin internet ni fax, el desafío para los enviados era cómo hacer llegar el material (foto y texto). “El sistema más fácil era con un pasajero –cuenta O.R.O.-, yo inventé los sobre naranjas inspirándome en la organización de los JJ.OO. de Munich 72 que eran verdes. Debían ser de colores llamativos por si alguien se lo olvidaba en un mostrador”.
80. OPERATIVO. El enviado especial no sólo debía preocuparse por tener la entrevista y escribirla, sino también por ir al aeropuerto y conseguir un pasajero que aceptase llevar el sobre naranja. Era imprescindible tomar nota de las características físicas y de vestimenta del pasajero para que lo reconocieran en Argentina. “Sólo recuerdo el caso de un material de Portugal que no llegó porque la señora que lo traía se olvidó la cartera con el sobre en un baño de Río de Janeiro; después, siempre bien”, recuerda O.R.O.
81. QUE OJO. Los periodistas de EG se presentaban ante el pasajero y la mayoría acogía el pedido con entusiasmo, con la frase “Lo leo desde chiquito”. Una vez, en París, O.R.O encaró a un pasajero quien, mientras sacaba su tarjeta personal, señalaba: “No tengo problemas, pero no sé si a Vigil le gustará...” Era un ejecutivo de Goles. O.R.O. no sabía dónde esconderse.
82. VALIJERO. Otra de Orcasitas. En Roland Garros arregló con Marcela Tinayre el envío. Le dio un sobre con los primeros rollos y quedó en agregarle los últimos el sábado. Cuando fue a la casa y le acercó los últimos rollos, la hija de Mirtha le comentó: “Sí, ya tengo el sobre en la valija”. Para qué. O.R.O. se tiró de cabeza en una valija ajena y empezó a revolver al grito de “El sobre no puede ir despachado, si se pierde la valija nos quedamos sin material”. Cuentan que Tinayre aún no salió de su asombro.
83. PLUMAS. Roberto Arlt pintó con su relato una tarde de fútbol en el libro “El maravilloso mundo del fútbol” y también EG tuvo el honor de incluir una crónica de Mario Vargas Llosa.
84. LA CASA POR LA VENTANA. En 1979, para celebrar el 60° aniversario, EG no escatimó gastos. Organizó el 25/4 el primer partido de la Selección tras el Mundial (2-1 a Bulgaria) y trajo a tres glorias del deporte mundial: Alí, Jesse Owens y Pelé.
85. LIMPIEZA. En plena organización del partido con Bulgaria, Onesime recuerda el ingreso intempestivo de Costancio Vigil a una reunión: “¿Y el papel higiénico?”. Todos se miraron extrañados. “Alguien debe encargarse de que en los baños de River no falte el papel higiénico. Un espectáculo preparado por EG no puede merecer críticas”.
86. PUNTO FINAL. El Mundial 82 n sólo fue un mazazo futbolístico. Onesime escribió su editorial crítico con Menotti y parte de la redacción, de clara filosofía menottista (Carlos Ferreira, Juan José Panno y Guillermo Blanco), decidió dejar la revista.
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