Es DARDO ROCHA, una reliquia histórica, un jefe de familia sencillo, un porteño genuino que en su trato, tanto en los círculos políticos y sociales como a su paso por la calle mostraba el rasgo espontáneo de su franca simpatía.
Dijimos que se identificaba como un porteño genuino, basándonos en sus propias palabras, recogidas por su amigo Honorio Senet en su libro "De lo nuestro" , decía así: "...soy uno de los vecinos más antiguos de Buenos Aires, por cuanto sigo habitando el mismo solar, en la calle Lavalle en que mis antepasados más remotos edificaron su casa colonial...".
Rememorar el palacete neoclásico de líneas renacentistas es sumergirnos en el selecto espíritu de este anciano de silueta inconfundible, ya que constituyó la culminación del extraordinario esfuerzo de Rocha coleccionista. Reunió piezas importantes como muebles de época de Carlos III, valiosas porcelanas, destacándose un plato de Rhodas en mayólica del siglo XVI, un jarrón chino, un cántaro italiano y muchos mas objetos de arte. Recordemos que el Dr. Rocha donó dos momias egipcias y una estatua yaciente de Guidarello Guidarelli (copia), cuyo original esta en la Academia de Bellas Artes de Ravena (Italia), al Museo de Ciencias Naturales local.
El Dr. Rocha gustaba asociar los logros de hombre versado en asuntos de estado con fechas relacionadas con sus afectos familiares. Todo lo coordinó para que la Fundación ocurriera el 23 de octubre, día del cumpleaños de su señora esposa y compañera de todos los momentos Doña Paula Arana. Pero algo inesperado dispuso las cosas de otro modo.
Había llovido muchísimo en el lugar donde se demarcó en un principio para colocar la Piedra Fundacional (calles 43 y 11), ese lugar, se asemejaba a un cañadón lleno de agua y poblado de gallaretas que al menor movimiento levantaban vuelo rasante en forma de nube. ¡Eso era tremendo!, los adversarios comentaban que la Nueva Capital se fundaría sobre un bañado. De inmediato, el Dr. Rocha ordenó la remarcación de la planta urbana y eligió el 19 de noviembre (día de San Ponciano) y fecha de cumpleaños de su segundo hijo Dardo Melchor Ponciano. El tercer nombre se perpetuó como Patrono de la Ciudad y designó a la primera iglesia platense (San Ponciano fue Papa y Mártir romano del siglo III).
Al notable fundador, dotado de una pertinaz constancia para terminar la obra soñada, en aquellas primeras horas de labor, dentro de un escenario de materiales dispersos, de carros y chatas, de carpas diseminadas y múltiples elementos de trabajo alguien lo vio ocupado en descargar una vagoneta; es que no podía detenerse hasta que 10.000 casas cubrieran campos y rastrojos de la heredad de los Iraola.
¡Qué de gratos y emotivos recuerdos habrían tenido los familiares del Fundador! Como cuando dada la orden de colocar la Piedra Fundamental, indicó a su hijo mayor Carlos Dardo Rocha para que ayudara a engancharla en el aparejo y así descendiera al foso. O cuando Doña Paula Arana, tomando la cuchara de albañil ricamente enjoyada inició el sellado de la Piedra Basal.
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