El Tigre de los Llanos ayudó, mientras vivió en Buenos Aires, a muchas personas. Una de ellas fue el señor Fortunato Baudrix, cuya hermana, Angela Baudrix, era la esposa del coronel Manuel Dorrego. Habiendo quedado en la ruina, Fortunato Baudrix le hace entrega de valiosa documentación sobre el prócer Dorrego a Quiroga como garantía de un dinero que el caudillo riojano le prestara a aquél. Devuelto ese dinero, Facundo Quiroga le restituye a Fortunato Baudrix toda la documentación histórica de Manuel Dorrego. Como compensación por la ayuda que Quiroga le prestó a su hermano, la viuda de Dorrego, doña Ángela Baudrix, le regala “el bastón de mi finado Dorrego, para que como memoria de él lo use el señor general Quiroga que tan dignamente merece el nombre del Libertador de la República Argentina…”.
Entre octubre y noviembre de 1834 un muy joven Juan Bautista Alberdi –aún no intoxicado con ideas liberales, creemos- visita a Juan Facundo Quiroga en Buenos Aires, por recomendación del Gobernador de Tucumán, general federal Alejandro Heredia. La nobleza de los caudillos federales fue ilimitada: el propio Heredia, al notar en Alberdi un hijo virtuoso de su provincia, le pagó todos sus estudios y su educación. Y quería que Juan Bautista Alberdi tenga la posibilidad de viajar al exterior para profundizar su cultura. Por ello solicita a Quiroga que le preste dinero para dicho viaje. El propio Alberdi dirá de su encuentro con el patriota en sus “Obras Completas”: “El general Quiroga me acogió con mucha gracia. Lo visité con repetición y muchas veces se entretuvo en largas conversaciones conmigo, ajenas del todo a la política. Yo no me cansaba en estudiar, de paso, a ese hombre extraordinario. A punto de emprender mi viaje para los Estados Unidos, el general Quiroga me dio una orden para el Banco de Buenos Aires, por toda la suma que debía servirme para trasladarme y residir un año en aquel país. Al día siguiente le hice una visita respetuosa, en que tuve el gusto de restituirle su orden contra el Banco, renunciando al proyecto de viaje para los Estados Unidos”. Cómo pagaría la patriota generosidad de los federales el masón Alberdi es historia conocida…
Sin entrar en las mentiras que la prensa unitaria destilaba acerca de un Facundo Quiroga “enemistado” de Juan Manuel de Rosas, pues los enemigos de la Patria siempre estaban al acecho, el Tigre de los Llanos ocupaba “las horas de la mañana para despachar su correspondencia, para lo que está a su lado don José Santos Ortiz”, según sostiene Pedro De Paoli en su obra. Ortiz fue secretario personal del caudillo riojano, y su suerte quedó echada también en Barranca Yaco aquel 16 de febrero de 1835.
Tras una reunión secreta de finales de 1834 que mantuvieron Encarnación Ezcurra de Rosas y un mensajero aliado de Rosas proveniente de Montevideo con Facundo Quiroga, presagiaron que no todo era comodidad ni relajación para Facundo. Los logistas unitarios, asentados en Uruguay, aparecían con mayor fuerza y presencia en diversas provincias argentinas, infiltrando las filas del federalismo. Juan Facundo Quiroga, a partir de entonces, se hizo un hombre menos expuesto a los salones de la alta sociedad capitalina y cada vez más preocupado por el porvenir de la Patria. Lo que siguió…lo que siguió es bien conocido por todos.
De Paoli, Pedro – Facundo – Ed. Plus Ultra – Buenos Aires (1974)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Turone, Gabriel O. – Facundo Quiroga en Buenos Aires – Buenos Aires (2008)
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