Asimismo, citan a Hermitte, cuando manifiesta que se han confundido los hechos referidos al descubrimiento del petróleo, atribuyendo su hallazgo a una casualidad,
"cuando en realidad ha sido tan solo una buena suerte para aquellos que implantaron el estudio del subsuelo profundamente convencidos de que algún día debe contribuir al desarrollo económico del país en proporciones comparables a la agricultura y a la ganadería...".
Desde las últimas década del siglo XIX se conocía la existencia de combustibles en el suelo patagónico. En 1890 y 1895 el perito Moreno estuvo a 15 kilómetros al sur de Comodoro Rivadavia, en la actual villa Rada Tilly, y dejó sentado que aquella zona tendría gran impulso por sus puertos o por la explotación de kerosene.
Por otra parte, el escritor comodorense Asencio Abeijón hizo referencias en sus crónicas a que los indígenas prendían fácilmente sus fogatas ayudándose con brea.
Lo cierto es que en el marco de una política de exploración mineralógica del subsuelo nacional, se trasladaron a Comodoro equipos de perforación alemanes, se contrataron técnicos en perforación alemanes -Fucks, Beghín- y que una vez llegado al límite de profundidad de la maquinaria (500 metros), Beghín recibió un telegrama ordenándole que
"... en campamento llegar a quinientos metros que es el poder de la máquina, refuerze el asunto y trabaje con precaución para evitar accidentes...". Los investigadores sospechan que son demasiadas molestias para andar buscando solamente agua.
Es así que una vez atados los cabos sueltos de la historia petrolífera argentina, los historiadores infieren que la consigna de los trabajos en 1907 era "Buscar agua y encontrar petróleo", lo que da por tierra con la imagen del descubrimiento accidental de hidrocarburos en Comodoro Rivadavia.
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